«CUARESMA PRESIDENCIAL»


La existencia de cualquier persona, como la realidad misma en la que habitamos, o las cosas que usamos, etc., son siempre dinámicas, son procesuales, son rítmicas. Un día sucede a otro. Nos levantamos, trabajamos, nos alimentamos, nos cansamos, descansamos y, volvemos a levantarnos. No es posible permanecer estáticamente en un momento del dinamismo sin sufrir un desgaste inevitable o sin sufrirla de manera peligrosa. Hace falta parar para comer, parar para descansar, parar para reflexionar.

Cada día de nuestra vida deberíamos buscar un tiempo para la reflexión, para saber el valor de lo que hacemos y el fin por el que lo hacemos. Tener ocasión de incorporar meditación a la acción, contemplación al dinamismo; esto es fundamental. Es más, diríamos que es necesario, pues si no despertamos la conciencia de lo que hacemos, en lugar de vivir nuestra existencia, esta se apodera de nosotros llevándonos donde no queremos o no nos conviene.

Del contenido de la carta que nos dirigió el Presidente del Gobierno de España el pasado jueves reconozco la importancia de una frase con la que inicia el penúltimo párrafo: “Necesito parar y reflexionar”. Dos movimientos en una frase. Parar el ritmo, dejar de andar, parar el movimiento que llevamos; para reflexionar, para doblarnos sobre nosotros mismos y reconocer la situación y la verdad que se encierra en ella, para pensar, para meditar…

Dedicar un tiempo a la reflexión es importante. Ya es importante que nuestras acciones estén acompañadas por la reflexión concomitante, pero dado que es inevitable la generación de la inercia y automatismos en nuestra actividad, hace falta parar y volver a repasar los motivos, las finalidades, el sentido y valor de los que hacemos. Hace falta examinar nuestra conciencia y valorar lo que hacemos y cómo lo estamos haciendo. Una revisión de vida, un tiempo cuaresmal de reiniciación de nuestras acciones. Preguntarnos si estamos haciendo los que debemos hacer, si lo estamos haciendo como lo deberíamos hacer.

Dedicar tiempo a reflexionar es fundamental. Todos lo necesitamos. Hace falta dedicar tiempo a nosotros mismos, a resituarnos ante la realidad, a revisar nuestra vida familiar, a buscar nuevos caminos para nuestro aprendizaje o a reforzar y recuperar nuestro amor primero en tantas dimensiones de nuestra vida. Hace falta ayuno de pantallas y redes sociales de vez en cuando para respirar por dentro y hacer resurgir la creatividad que se encierra en el alma de todos.

En el proyecto de vida de muchos está un rato de oración diario. Un espacio para parar y mirar al cielo, para oír otras palabras distintas, para hacer sonar otras voces nuevas con tonos y contenidos diferentes. Un rato para vivir al ritmo de otros pálpitos en los que descubrir ilusiones renovadas. Hasta en el relato bíblico de la Creación el mismo Dios, después de hacer posible la realidad, el sábado descansó. El descanso sabático, o el viernes musulmán, o el domingo cristiano. Un tiempo distinto para descansar y dar culto. Un espacio para la reflexión y la renovación. Cada año se nos hace necesario parar y tener un tiempo de cuaresma antes de celebrar la Pascua. Un tiempo para renovar la espiritualidad ordinaria y revisarnos personal y comunitariamente.

Comentarios


  1. ¡"Recuperar nuestro amor primero" !
    "Dedicar tiempo a reflexionar es fundamental. Todos lo necesitamos. Hace falta dedicar tiempo a nosotros mismos, a resituarnos ante la realidad, a revisar nuestra vida familiar, a buscar nuevos caminos para nuestro aprendizaje o a reforzar y recuperar nuestro amor primero en tantas dimensiones de nuestra vida".

    Esto es muy necesario siempre, cada día. En nuestro Oficio, en la hora de Completas, tenemos está maravillosa oportunidad, cada día. Una paradita reflexiva. Una Revisión de Vida. Con dinámica diaria, sin generar ruido ni daños. Un abrazo, José Manuel González Pérez

    ResponderEliminar

Publicar un comentario