«LA TENTACIÓN DEL CONFLICTO»


No siempre podemos elegir a los compañeros de viaje. Y está bien que sea así. Se trata de saber convivir y los demás nos ofrecen siempre oportunidades de crecimiento. Las personas más importantes de nuestra vida no las elegimos; nos fueron dadas. Nuestros padres y hermanos los recibimos y tomamos consciencia de ellos sin que tuviéramos la oportunidad de elegirlos. Los compañeros de clase de nuestra infancia y adolescencia estaban allí y, de entre ellos, algunos se convirtieron en grandes amigos. Incluso los grandes amores puede que no los hayamos elegido nosotros, sino que nos hayan elegido a nosotros. Es así. No elegimos a los compañeros de viaje. Tenemos un lugar en el avión de la vida y a nuestro lado hay personas que también tienen su tarjeta de embarque. 

Este principio fundante de la vida social es el que nos exige poseer el arte de convivir. Saber vivir con otros y no dejarnos contagiar por el aislamiento social, cuando mejor; porque la tentación del conflicto es mucho peor. Saber convivir es fundamental. Me atrevo a proponerles tres reglas básicas para una sana convivencia que, por lo que nos ofrecen los medios de comunicación, este mundo ha perdido de su norte convivencial: 

En primer lugar, el respeto mutuo: La base fundamental de una convivencia sana es el respeto hacia los demás. Esto implica aceptar y valorar las diferencias individuales, ya sean culturales, de opinión o de estilo de vida. Tratar a los demás con cortesía, escuchar sus puntos de vista y ser consciente de cómo nuestras acciones afectan a los demás son aspectos clave del respeto mutuo. Nosotros tenemos convicciones razonables, pero ello no significa dejar de respetar. Los desacuerdos mutuos no nos deben dejar caer en la tentación del irrespeto. 

En segundo lugar, la comunicación efectiva: Fomentar una comunicación abierta y honesta es esencial para una convivencia armoniosa. Asegúrate de expresar tus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa, y también sé receptivo a las opiniones de los demás. La comunicación efectiva implica escuchar activamente, comprender las necesidades y preocupaciones de los demás, y trabajar juntos para encontrar soluciones a los desafíos que puedan surgir. Muchos conflictos surgen de una deficiente comunicación. O no nos explicamos bien o no nos entendemos adecuadamente. A veces, incluso, decimos lo mismo y no nos entendemos. 

Y, en tercer lugar, la colaboración y la cooperación: Para una convivencia exitosa, es crucial fomentar la colaboración y la cooperación en lugar de la competencia constante. Trabajar juntos hacia metas comunes, compartir responsabilidades y apoyarse mutuamente fortalece los lazos entre las personas. La cooperación también implica ser flexible y estar dispuesto a ceder en ciertos aspectos para lograr un equilibrio que beneficie a todos los involucrados. Adaptar el ritmo al ritmo de los demás. 

Tengo para mí que estos aspectos los supo resumir muy bien Jesús cuando nos dijo que el amor al prójimo era la regla de oro de la vida comunitaria. Porque nada nos ayuda a convivir bien como tener a los demás como deudores de nuestro amor. Y amar no se improvisa, ni se elige a quienes amar. Y los valientes logran amar a los enemigos.

Comentarios


  1. Compartir responsabilidades”

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  2. Que texto tan bueno. Marca conductas muy valiosas para la comunicación “efectiva y afectiva” a tener en cuenta.
    Gracias D. Juan Pedro

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  3. Gracias Gracias....!!!!🌿🔥🌿🙏🙏🙏🌿

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