«LA MENTIRA Y EL ENGAÑO»


El 28 de diciembre de cada año, por eso de la memoria de los Santos Inocentes a los que el rey Herodías dio muerte pretendiendo acabar con Jesús, el Mesías, la tradición lo ha convertido en el día del engaño y la mentira. “Inocente, inocente…” suele ser la respuesta a esas bromas sencillas de las que ni los medios de comunicación se privan. Las noticias, los sucesos, las páginas de los periódicos, etc., se llenan de sospechosas noticias que hay que repensar por si son o no verdad. 

Las Fake News, dicho en inglés como si sonara menos duro que dicha en el idioma de Cervantes, hace que las noticias falsas, las mentiras dichas en público, la falsedad y la turbia intención de disimular absolutizando un detalle o descontextualizando una frase, viene siendo una actitud que va más allá de un día al año. Lamentablemente no se trata de una broma sencilla que luego se aclara con un abrazo inocente, sino una actitud permanente y diestramente planificada. La mentira y el engaño se han convertido en estilo y talante de la convivencia. Y eso no puede ser. 

¿De qué sirve gritar a los cuatro vientos que se tiene derecho a la información, si esta se oscurece con manipuladora saña? No hay derecho a la mentira ni al engaño. No solo es una falsificación de la comunicación, sino que es la manera más rápida de destruir la confianza y la amistad cívica sobre la que se construyen las relaciones económicas y políticas. No podemos convertir el año entero en un largo 28 de diciembre. A no ser que queramos que rija los destinos de la vida social Herodes el Grande. 

Frente a esta escena de no ficción, como todos experimentamos, se erige la bandera de la verdad. Lo que es verdad es bueno. Lo bueno es verdadero. La verdad es la verdad, incontrovertible e incapaz de convivir ni con las mentirijillas pseudo piadosas ni con las medias verdades. La verdad es lo que las cosas y las personas somos, sin caretas ni disimulos. La palabra no vale nada si sospechamos que puede estar envuelta en mentira. Entonces no queda otro remedio que acudir al notario para que garantice con su firma y sello que lo que decimos es verdad. 

Si fuera imposible o inadecuado, en alguna circunstancia, decir la verdad, tal vez la mejor actitud sería el silencio. Quien miente entra en el círculo duro de mantener la mentira de tal manera que siempre andará pensando qué dijo a quién para no cambiar su discurso. La mentira esclaviza al mentiroso. 

Una sociedad de personas libres exige que estas asuman el riesgo de decir siempre la verdad. La enfermedad no va a tener otro pronóstico porque mintamos al médico. Son mentiras que se vuelven contra nosotros destruyendo posibilidades de solución terapéutica. “No dirás folso testimonio ni mentirás”, escuchó el Israel bíblico de labios de Moisés al pie del monte Sinaí. Un mandato sabio que pretendía convertir doce tribus del desierto esclavas en Egipto en un pueblo único. La verdad construye pueblos, la mentira nos divide en tribus interesadas que buscan su propio interés caiga quien caiga o caiga lo que caiga. 

Dicho lo cual, feliz día de los Santos Inocentes.

Comentarios

  1. Feliz día de los inocentes y enhorabuena por iluminarnos la mente hablando desde la verdad .

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