SOMBRAS DE DRAGO: «La muerte baila con el exceso»

En estos días los servicios sanitarios de nuestra isla duplicarán sus intervenciones. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado harán horas extras. Se montarán carpas para la atención inmediata de situaciones de riesgo. Si ocurre como en otras ocasiones, los datos estadísticos nos mostrarán la página amarga de una fiesta en la que, buscando la diversión, no pocos encontrarán dificultad y daño. El derecho a la diversión bailará estos días con la tendencia al exceso y a rozar el límite porque queremos romper el diámetro de lo común, de lo ordinario, de lo cotidiano. La fiesta y la diversión vestida de autodestrucción.

Tal vez piense el lector que quien escribe es contrario a la fiesta de los Carnavales. Tal vez de algunos aspectos de ellos, sí; pero de la fiesta, el baile, la risa, el grupo y la alegría, pues no. Puede ser que crea el lector que el Carnaval, por su propia identidad, es la fiesta de los excesos y que en el ADN de su estructura natural el romper los límites establecidos por el aburrido sentido común es lo normal y lo que pretende criticar este que escribe. Tal vez pueda tener razón, pero no es lo mismo una fiesta que desarrolle personas que una fiesta que denigre, ponga en peligro, límite o enferme personas. ¿Carca? Como lo queramos ver, pero me duele ver a adolescentes rotos y arresacados, solos y abatidos después de los excesos, marcando el grado de satisfacción por la hora de su regreso a casa, disimulando el malestar con autoengaños que otros le construyen para poner su carne en el mercado. ¿Carca? Como tú quieras. Pero la prudencia no muere cuando queremos matar lo cotidiano con un salto festivo.

A estas convicciones llego por escuchar con frecuencia a bastantes personas que "(...) yo ya no estoy para eso...". Y al oírlo pienso, "pero, ¿no decías que lo pasabas bien?". Sí lo decía, pero sufriéndolo. Sí lo creía, pero con el dolor del exceso. Y ahora, cuando se recuerda, cuando no nos engaña nadie, cuando no tenemos que aparentar ante otros, cuando hemos ganado la libertad de poder hacer lo que nos gusta sin que nos digan "estrechos", ahora "pues ya no estamos para eso".

Me encantan las murgas y sus letras, el baile de las rondallas, el esplendor del arte que rodea a la elección de la reina del carnaval. Me gusta el juego del disfraz y la creatividad que se encierra en la sorpresa buscada. Me parece hermoso el olor a fiesta y la exuberancia colorista. Por ello tal vez soportaría que usaran para ello algo de los impuestos que me cobran. Pero para ver heridas en el alma tierna de adolescentes, -lo siento-, ni una perra chica. Para oler a vómito y orina en las calles, no... para eso no cuenten conmigo. Para ver colas en las carpas de los servicios sanitario, para eso "yo no estoy para eso ya". Me duele.

¿Y qué le vamos a hacer? Esa es la pregunta paralizante de quién cree que ya todo está perdido. Educación, educación y educación. Testimonio y educación. Decir, aunque sea en un desierto cultural, que hasta la fiesta tiene el límite de la felicidad y el bien de la persona. Que si no te hace bien a ti o a los tuyos no se puede considerar algo bueno. Decirlo y repetirlo. Hasta que alguien comparta contigo que lo bello, los bueno y lo verdadero coinciden. Decírtelo a ti mismo con sinceridad y no desesperar.

Me duele que quienes han experimentado el exceso y han sufrido sus consecuencias lo propongan como bueno, cuando de esa manera se pierden los mejor de la fiesta.

La muerte baila con el exceso.

Comentarios

  1. Por desgracia la cruda realidad se asoma todos los años a nuestras calles. Como el Ying y el yang, los carnavales son capaces de sacar lo mejor de nuestra gente y también lo peor de nuestros jóvenes cuando se pasan de los excesos a poner su vida en riesgo. NO ES SER CARCA... pensar así amigo Juan Pedro. Muchos pensamos como tú. Yo he participado en murgas, carrozas y desfiles del carnaval. He reído, divertido, me he cansado y compartido momentos, risas y bromas pero nunca he necesitado disfrazarme dos veces. Una con mi disfraz el cuerpo y otra con el alcohol mi alma. Por que los de "nuestra quinta" no necesitaban estar tomados para socializar, ser ocurrente o galán, no necesitamos estar ebrios para escapar de ninguna realidad.el problema que hay hoy, es que normalizados cosas que no lo son. Norvalizamos que los menores salgan solos desde edades tempranas, normalizamos que lleven alcohol, normalizamos que en el mercadona Le vendan alcohol a menores como vi yo ayer, sin control, normalizamos que no se trate el tema del abuso del alcohol en los colegios y no orientamos a las familias, ese es el problema, normalizamos que la educación de nuestros jóvenes es exclusivamente en los colegios e institutos y no dedicamos suficiente esfuerzo a comunicarse con los jóvenes en el seno familiar. Por eso en estas fechas ves tantos jóvenes rotos... Pues están buscando falsas realidades en donde no deben buscar que es en el consumo de alcohol masivo como detonante de diversión... Cosa muy lejos de la realidad... Puede ser detonante de muchas cosas pero de diversión nunca. Un saludo amigo y un saludo a todos los lectores.

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