La Carta de la Semana (14/9/2018): "LA ERA DE LOS MASTER,S"

No cabe duda de la importante de la «formación continua» en cualquier ámbito laboral, profesional, profesional, etc. No nos podemos contentar con la formación inicial, con los estudios de «grado», con los mínimos. Siempre será verdad que «el saber no ocupa lugar», y que la humildad de querer profundizar en aquellos conocimientos adquiridos es una declaración general traducible en «yo no lo sé todo», aspecto muy importante, por otra parte.

Las universidades, con tras la renovación de sus planes de estudio tras el Proyecto Bolonia, que ya no es proyecto sino realidad vinculante y generalizada, han venido ofreciendo, como itinerario de postgrados, los Master, sean títulos propios o sean títulos oficiales que nos ofrecen acceder al tercer ciclo de doctorado. De todo tipo, de toda índole, con apoyo de entidades profesionales… Miles de títulos de Master ofrecidos y realizados como complemento formativo y, también, como riqueza curricular para la promoción profesional de los egresados.

Es normal que, aquellos que ejercen su profesión puedan acceder al estudio de postgrado con los beneficios de la docencia virtual u on line. La tecnología viene en ayuda de nuestra escasez de tiempo, lo que es de agradecer. Porque no es lo mismo la educación a distancia, que la formación on line, que es otra forma de presencialidad y, la mayoría de las veces, es aún más exigente que la presencialidad física. Pero una cosa es la virtualidad y otra la corrupción académica a la que los medios de comunicación nos vienen acostumbrando últimamente.

Lo que debe ser una proclamación de humildad –yo no lo sé todo- parece convertirse en otra forma de altivez y postureo –yo lo sé todo-. Y como se trata de demostrarlo a toda costa, pues buscamos todos los medios, legales e ilegales, éticos o estéticos, para llenar el currículo con el rosario inacabable de Master´s.

Bienvenida la actitud y la oferta de buscar permanentemente la formación continua. Pero Malavenida la actitud prepotente de justificar cualquier modo y manera de adquirir el último Master de la última universidad generosa y corrompida.

Hace falta una vacuna para la bacteria transgresora de la sabiduría en mera curriculitis tremens.

A estas altura habría que preguntar qué currículo académico tendría hoy Aristóteles, Platón, Santo Tomás de Aquino o el mismo Descartes.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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