La Carta de la Semana (17/8/2018): "LA RECUPERACIÓN SOCIAL"

Estos días he estado leyendo algunos documentos viejos. Entre ellos uno escrito por el Papa bueno, por San Juan XXIII el año 1961. Yo ni había nacido entonces, lo que abunda en el calificativo inicial de “viejo” del documento.

Llamó mi atención de nuevo que fuera tan actual su contenido. Y es por lo que no me he resistido a compartir con ustedes un párrafo del nº 73. De Juan XXIII hemos oído mucho de su bondad, de su campechanía, de su cercanía, de la convocatoria del Concilio, del aggiornamento, pero fue también un Papa serio y exigente en sus postulados sociales. Dice así:

«El desarrollo económico y el progreso social deben ir juntos y acomodarse mutuamente, de forma que todas las categorías sociales tengan participación adecuad en el aumento de la riqueza de la nación. En orden a lo cual hay que vigilar y procurar, por todos los medios posibles, que las discrepancias que existen entre las clases sociales por la desigualdad de la riqueza no aumenten, sino que, por el contrario, se atenúen lo más posible» (MM, 73).

No nos es inadecuada recordarnos a nosotros mismos que no es lo mismo desarrollo y progreso. Que el desarrollo económico puede no estar en sintonía con el progreso social. Porque el PIB de un país puede crecer sin que las personas lo perciban en su progreso comunitario. Por ello, el índice de riqueza de un país no debería consistir en medir exclusivamente su despliegue económico, sino su progreso social; o sea, su crecimiento socio-sanitario, su cultura y niveles de educación, su capacidad para acoger al más débil e integrarlo en la dinámica común. Valdría medir el bienestar, pero solo en la medida en que se vincule al bien común.

Oímos hablar de recuperación económica. Y en la medida que ésta sea verdadera, nos hemos de felicitar, faltaría más. Pero sin que se nos olvide que la participación en la recuperación ha de ser también horizontalmente amplia. Habría, mejor, que insistir en la recuperación social porque responde mejor a lo que significa y supone la recuperación económica.

Es cierto que estas realidades se perciben mejor con ejemplos concretos, pero si hacemos un esfuerzo, todos somos capaces de descubrir ejemplos en nuestro entorno. Imaginen un Hotel que, tras la crisis económica, realizó una restructuración de personal reduciéndolo en un 30 %. Llega la recuperación y aumentan los beneficios como consecuencia del turismo. ¿Seguirá manteniendo el 70 % del personal necesario aumentando horarios de los trabajadores y manteniendo salarios? Porque puede ser que la recuperación económica no vaya unida al progreso social.

Pon tú el resto de ejemplos posibles.

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