La Carta de la Semana (10/8/2018): "CONMOVERSE ANTE EL DOLOR"

Me contaron hace poco que un niño, que había visto un documental sobre una perrera y cómo uno de los perrillos no logró que lo adoptaran y tuvieron que sacrificarlo, se pasó la tarde lloroso y triste. Me pareció increíble que aún no haya desaparecido en el género humano la capacidad de conmoción y la sensibilidad ante el dolor ajeno.

Nos debe doler el dolor del mundo. Nos debe conmover que otros seres humanos padezcan carencia, violencia, desarraigo, hambre... No nos podemos sentir indiferentes ante tanto dolor existente; real y existente. Un mundo inconmovible, indiferente, que mira para otro lado cuando contempla una lagrima, no es un mundo digno de ser vivible. Debemos aprender s conmovernos ante el hermano que sufre.

Es posible llorar con el que llora y sentir el latido del dolor del otro. No solo es posible, sino que sería lo humanamente conveniente. Evitar ese dolor nos hace insensibles, y una humanidad insensible ha perdido la inocencia de los niños. Y el Reino de los Cielos solo los que son como niños lo alcanzan.

Pero no nos podemos quedar en la sensibilidad. Siendo básica e importante, sentir pena no lo es todo. El término "conmoverse" hace referencia a ponerse en movimiento en favor de otro. Es un verbo de acción. Es un verbo de actividad. No podemos evitar todo el dolor existente; tal vez podamos aliviar solo un poco de dolor. Pero esa compasión activa, esa conmoción operativa, esa sensibilidad positiva, es la que transforma la realidad. 

Una viejo amigo suele repetir que todos podemos hacer "algo". Que ninguno de nosotros es inútil. Que solo se es inútil cuando se ha perdido la capacidad de amar. Y el amor es creativo. Quien ama busca caminos. Entre el "todo" y la "nada" existe el "algo". Algo podemos hacer, algo podemos aliviar, algo puede ser la semilla de una transformación de la realidad.

No perdamos la capacidad de conmovernos y no renunciemos a los "algo" creativos que generará nuestra capacidad de amar. Amar alivia la amar-gura, si no puede eliminarla.

Hacen falta niños.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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