La Carta de la Semana (6/7/2018): "LOS QUE VIENEN DE LEJOS"


Todo depende del concepto que tengamos de "mundo". Tal vez estemos satisfechos y tranquilos al escuchar hablar de "mundo desarrollado", o nos quedamos inmunes al escuchar hablar de "tercer mundo". ¿Cuántos mundo hay? Si a esta pregunta respondemos con la claridad lógica de su unicidad, no nos dejarán tranquilos las expresiones que distinguen mundos y personas distantes por razas y culturas. Los limites garantizan el bien común, y es natural que sujan fronteras, pero ellas no pueden significar un abismo entre seres humanos. La legalidad internacional necesita fronteras para su organización; pero ello no puede llevar consigo el desentendernos del resto de los seres humanos. 

Llevamos muchos meses escuchando hablar de muros construidos sobre fronteras. Verjas con o sin cuchillas disuasorias. Precisamente aquellos que realizaron la obra de la colonización y la apertura de rutas comerciales entre pueblos distantes, ahora nos aíslan y separan edificando alambradas. Y lo hacen en aras de la seguridad. La seguridad edificada sobre el aislamiento es seguridad aparente. A la larga, todos los ríos llegan al mar. 

Hasta que no haya mundos distantes y distintos no habrá seguridad nacional. Será una seguridad aparente sometida al efecto disuasorio de muros y barricadas. Nos debe preocupar que a nadie falte lo necesario para una vida digna. Y mientras esta urgencia no aparezca con firmeza en los planes de los piases desarrollados, con el deseo de que este desarrollo alcance a todos los seres humanos, mientras no haya un único y mismo mundo, de una forma o de otra, estarán llegando, lleno y viniendo, unos y otros. 

La distancia no es geográfica. La distancia es de dignidad y desarrollo. Esas distancias que desdicen de la condición humana y del mínimo sentido ético. No podremos dormir tranquilos ni tener seguridad nacional hasta que todos los seres humanos gocemos de los mínimos de nutrición, sanidad, educación y acceso a los recursos naturales y técnicos necesarios. Esto es así. 

La Unión Europea invierte en seguridad, paga a los pases del sur que son frontera, construye centro de refugiados incluso en zonas no comunitarias... La incoherencia de un mundo económicamente civilizado que ha olvidado que habitamos un solo y mismo mundo. 

Algo tendrá que ocurrir para que exista una autoridad internacional convencida de que solo hay un mundo. Algo ha de ocurrir para que quienes se muevan no lo hagan desde lejos, sino desde la misma realidad. 

Celebramos un Mundial de Fultbol en Rusia. Ojalá que acojamos el símbolo. La rivalidad y la competencia no excluye la posibilidad de jugar en un mismo terreno, con unas mismas normas; aunque perdamos y ganemos, siempre en el mismo terreno.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero


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