LA Carta de la Semana (27/7/2018): "LAS VACACIONES"

Las vacaciones se inscriben en ámbito del descanso y el ocio al que todos tenemos derecho. Ese adecuado equilibrio entre trabajo y descanso al ritmo del tiempo. Descanso diario, descanso semanal, descanso anual... De igual manera que toda persona tiene derecho al trabajo, lo tiene al descanso. Porque se trabaja para vivir, no se vive para trabajar. De muchas formas, de muchas maneras, pero con la finalidad fundamental de descansar. Si no se descansa, si no se logra desconectar de las preocupaciones laborales no se pueden llamar vacaciones, en cuanto a su identidad de descanso. 

Hace unos días escuché a un compañero comentar que "Dios ni se cansa ni descansa". Lo decía en el contexto de que no toda actividad humana se interrumpe en los periodos de vacaciones. No dejamos de alimentarnos, no dejamos de relacionarnos con los demás, no debemos colocar a Dios solo en el ámbito laboral. Descanso del trabajo, y descanso de Dios. No solo no se cansa, sino que no cansa. Todo lo contrario: ahora que tenemos más tiempo para cubrir nuestras necesidades integral, la dimensión espiritual debe tener una atención especial por nuestra parte. Para una buena lectura, para una bueno película, para un espacio generoso de oración y encuentro con Él. Cada uno sabe cómo y dónde alcanzar estos objetivos.

Lo verdaderamente extraño puede ser que en vacaciones perdamos el tiempo. Una dramática consecuencia de nuestra revestida superficialidad. Unas verdaderas vacaciones no generarían síndrome post vacacional alguno si las experimentamos adecuadamente. De igual manera que el descanso diario nos predispone -o debiera predisponernos- a reanudar el trabajo al día siguiente con ilusión y creatividad, así el descanso semanal y el descanso anual. 

Hace unas semanas tuve la suerte de escuchar una entrevista en COPE a un profesor que había puesto a sus alumnos de Primaria unas creativas actividades de aprendizaje para las vacaciones: cuidar una planta, aprender a cocinar, darle un beso a sus abuelos, escribir un poema, y otras tantas actividades que, aunque educativas, extrañan a quienes reducen la educación a los cinco cimientos formales y reglados que pueden ser objeto de evaluación en un examen. Eso es aprovechar las vacaciones. Eso es descansar.

Tampoco podemos olvidar que solo el 9% de los habitantes del mundo disfrutan del privilegio de un periodo de vacaciones remunerado. O dicho a la inversa, que es más dramático: el 91% de los seres humanos no conocen la experiencia de disfrutar de vacaciones ni de descanso alguno. Si tú puedes, eres un privilegiado. Y, por tanto, si puedes, hazlo adecuadamente. 

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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