La Carta de la Semana (13/7/2018): "¿QUÉ HAY DE MALO?"

Lo habremos escuchado alguna vez. Una forma de justificar conductas mayoritarias, de esas que están instaladas en la frontera de la adecuación ética, que nacen de la libertad y son bienintencionadas, que han renunciado a principios objetivos y se dejan arrastrar por el río de los comportamientos de la mayoría... ¿Qué hay de malo en ello? Mucho más fácil si pertenecen al ámbito de lo legar, justificada bajo el epígrafe de los derechos sociales y de las minorías. ¿Qué hay de malo?

No nos vendría mal volver la pregunta del revés y preguntar por lo que hay de bueno en las acciones que realizamos. Uno de los principios de la Bioética es "no dañar". Hasta feo estaría. Evitar el mal es el mínimo ético. Pero otro primcipio complementario a este es "hacer bien". Incrustar el comportamiento personal sobre el mínimo ético de no hacer lo malo es insuficiente, hace falta buscar la verdad y descubrir el bien que es posible hacer. ¿Qué hay de bueno en ello?

Necesito una pequeña reforma y me lo hace un chapucilla. Sin contrato, sin factura... ¿Qué hay de malo en ello? Todo el mundo lo hace. Al menos damos trabajo a la gente... ¿qué hay de malo?

Solo fue un rollo de una noche. Nos ha íamos tomado una copas. Nos apetecía... ¿qué hay de malo? Ambos queríamos... 

Nos dimos cuenta que no incluyeron la bebida después de abandonar el restaurante. No íbamos a regresar como tontos a decirles lo que tenían que hacer ellos. Se equivocaron. Problema de ellos. ¿Qué hay de malo?

Una sociedad comprometida por desarrollar todo el bien posible en ella genera una sociedad justa y con una alta estatura ética. No contentarnos con evitar el mal, que en sí mismo es un minimo imprescindible, aunque insuficiente, pone en el horizonte la búsqueda permanente del bien comun y el desarrollo de los más desfavorecidos. 

No basta con no insultar; es mucho mejor felicitar.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero


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