La Carta de la semana (30/06/2016): "PAREDES MUDAS"


Cualquiera puede pasarse una tarde de reflexión paseando por las calles de La Laguna leyendo las frases escritas en las paredes. Reclamos revoltosos, reivindicaciones sugerentes, críticas al sistema…, todo con la intención, como dice una de ellas, para que no existan paredes mudas. Sin duda se trata de una propuesta cultural. Con la mayoría de ellas no estoy de acuerdo -tal vez no esté de acuerdo con la misma experiencia de darle a las paredes esta finalidad-, aunque algunas son dignas del título de un ensayo. Les pongo un ejemplo: “Nos adormecen con la televisión para evitar que pensemos”. No me digan que no es un buen titular. Apelar al pensamiento crítico siempre será revolucionario. Como le decía el amigo a Gastón, el de la Bella y la bestia: “Gastón, es muy peligroso pensar”. Lo más peligroso es tener mudas las paredes del alma.

Un pensamiento crítico, con rigor y creatividad, exige entrenamiento. Y todo entrenamiento exige dedicación y esfuerzo. En la era digital de la imagen y el sonido, con relativa facilidad debilitamos el pensamiento adormecido por los recursos entretenedores de la televisión y las redes sociales. Hace falta algún tiempo de silencio para generar el espacio oportuno para el rigor y la creatividad del pensamiento. No sin razón nos caracterizan a la generación que abrió el siglo XXI como de pensamiento débil. Incluso algún filósofo contemporáneo ha considerado que éste es el adecuado pensamiento a desarrollar. A mí me parece que se contenta sin más con una sociedad que se autor regula en una autocomplacencia utilitarista en sus fines y emotivista en sus fuentes.

Las vacaciones son un periodo te tiempo para descansar cambiando de actividad. Claro que sí. Pero sería una buena ocasión para cambiar de actividad mental también, y dedicar algún rato a pensar. A recorrernos una calle buscando significados a nuestro trabajo y ocupaciones, a cerrar los ojos y buscar sentido a la edad que tenemos o a los acontecimientos que hemos vivido, a mirar el horizonte y preguntarnos por las cosas hermosas que anhela la verdad de nuestro corazón. ¿Por qué no? Porque es cierto que dentro de todo ser humano duerme un filósofo esperando que hagamos silencio para preguntar cosas importantes.

Una ocasión oportuna para aprender a pensar con rigor y creatividad. Para hacer una gran pintada en las paredes adormecidas de nuestra alma. Apaga la tele y ábrete un libro. Y, cuando lo cierras, deja que se despierte ese filósofo que llevas dentro.

Felices vacaciones.

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