Agustín Domingo Moratalla: "DIGITALIZAR SIN HUMANIZAR"


El Colegio de Ingenieros de Informática de la Comunidad Valenciana ha organizado su semana de la Informática con el lema “Diferencia-TI”. Se han realizado actividades relacionadas con la digitalización, un proceso tecnológico que afecta de lleno todas las actividades de nuestra vida, desde el nacimiento cuando las constantes de la madre se controlan en una pantalla digital hasta una muerte digitalmente asistida en la UCI. Es un proceso irreversible que no siempre está ligado al respeto de la intimidad, al uso adecuado de los datos que las organizaciones (administraciones y empresas) tienen de las personas y, sobre todo, a la humanización de la sociedad.

Detrás de la digitalización hay una pasión tecnocrática por la eficiencia, el cálculo estadístico y la evidencia incontestable de los datos. Gran parte de los profesionales que intervinieron se mostraban orgullosos de las cifras, los datos y los números. Los datos no estaban referidos únicamente a piezas, lugares o problemas que se habían resuelto. Eran datos sobre clientes, usuarios, pacientes, consumidores, empleados o individuos, como si detrás de cada uno de esos datos no hubiera ningún ser humano. A diferencia de una digitalización ciega o despersonalizante que se desentiende de la relación entre datos y rostros, hay una digitalización humanizante que vincula datos con personas.

No siempre es fácil establecer una frontera clara porque el mundo de las organizaciones está utilizando la digitalización para despedir a trabajadores en la plenitud de su carrera profesional. La digitalización puede llegar a culminar los procesos de deshumanización profetizados por Jeremy Rifkin en su famoso libro “El fin del trabajo”. También es un proceso que puede corroer el carácter de los pocos trabajadores que aún quedan en las organizaciones. Richard Sennett ha descrito con claridad que el moderno capitalismo y sus procesos pueden resultar cancerígenos para las personas porque no las tienen en cuenta como tales sino como “mano” de obra. Los más llamados departamentos de recursos humanos no siempre están preocupados por el “buen carácter” de los trabajadores sino por los indicadores de productividad y eficiencia instrumental.

La nueva economía utiliza la digitalización para para incrementar los datos, multiplicar la eficiencia y ofrecer nuevos productos de inteligencia computacional. Las posibilidades de humanizar muchos trabajos desagradables o rutinarios y liberar a los seres humanos para otras tareas más creativas es una oportunidad incuestionable de la digitalización. Ahora bien, el nuevo capitalismo no se caracteriza por su sensibilidad hacia los trabajadores, hacia las patologías de la atención que está generando, las nuevas adicciones que está provocando o las perversiones en el uso de datos sensibles de todos y cada uno de nosotros. Como en todo proceso tecnológico, al desvelar sus contradicciones siempre aparece su lado humano, o demasiado humano.

Agustín DOMINGO MORATALLA
Para el domingo 24 de abril de 2016, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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