La Carta de la Semana (07/01/2016): "EL DISCURSO DE UN REGALO"


Queridos Reyes Magos:

No quisiera que la vuelta a las actividades académicas del curso me despisten de poner por escrito mi gratitud por la reciente visita que han realizado a la ilusión de pequeños y mayores en estos últimos días de Navidad. Porque pedir, todos pedimos; pero agradecer, nos cuesta un poco más. No me quiero olvidar este año de ser agradecido. No sólo por no haber llenado el zapato de carbón, sino por cuanto ha sido ilusión compartida y señal de generosidad por parte de quienes nos quieren. Les doy gracias por lo que nos han regalado y por lo que no han considerado necesario regalarnos. Tal vez porque ya lo teníamos, o porque no lo necesitábamos.

Vds. sí que saben hacer bien las cosas. Saben que lo más importante de un regalo no es su precio material ni su valor de utilidad. Nos han ayudado a entender que la vida sin regalar es un estanque cerrado, una isla incomunicada o un corazón repleto de soledad. Un regalo es convertir en don un momento y hacer sentir especial a quien necesita y merece nuestro amor. Los mejores regalos que hemos recibido, a lo que mayor valor le hemos dado, fueron aquellos que traían corazón. Aquellos envueltos en el discurso silencioso de “eres importante para mí”. Porque un regalo es un extraordinario discurso.

Quería aprovechar esta ocasión para ponerles en conocimiento que para el próximo año necesitamos un esfuerzo extra por parte de ustedes. Se los digo hoy para que los vayan preparando con tiempo. Tal vez porque sé que conseguir lo que les quiero pedir va a ser un poco más costoso que de costumbre. Me gustaría que el próximo año nos trajeran capacidad de superar el miedo. No se extrañen de la petición. Cada vez veo más personas cargadas de miedo. Miedo al compromiso permanente, miedo a que les conozcan de verdad, miedo a la novedad, miedo a los cambios, miedo a las personas que les rodean, mucho miedo… Incluso hay quienes tienen miedo de Dios, habiéndole visto pequeño y débil en el Portal de Belén. Como si fuera peligroso dejarse querer por Él o encerrara un mal grande aceptarle en nuestra vida. 

No se olviden. Valentía. Sin más, me despido agradecido. Hasta el próximo año.

Comentarios

  1. Excelente artículo, D. Juan Pedro. Que duda cabe que en el momento actual ¡¡hay mucho cobarde!!. Muchas gracias, un abrazo y que Dios lo guarde

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