La Carta de la Semana (17/12/2015): "EL PRINCIPIO DE SATURACIÓN"


El maestro nos decía que cogiéramos en casa un vaso de agua, y le fuéramos echando azúcar, revolviendo poco a poco; llegaría un momento en el que el azúcar dejaría de diluirse en el agua. Es el principio de saturación. En otras palabras, imaginando que el agua pudiera expresarse, diría que ya está bien, que está hasta, que ya no puede con más… Ese trasvase del campo científico al de las emociones humanas convierte la saturación en hartura, hastío, cansancio, que entre canarios entendemos cuando alguien lo expresa como repugnancia. Poco es bueno y está bien; pero mucho termina generando repugnancia.

Para muchos, esta campaña electoral para las elecciones general al Congreso y al Senado, ha supuesto un nivel alto de saturación intelectual y emocional. Poco está bien y es bueno…; mucho, termina repugnando. Y es una verdadera pena; porque la democracia no necesita una sociedad cansada y hastiada, una comunidad saturada. Necesita personas responsables e ilusionadas que consideren el Bien Común como un objetivo a alcanzar, y la participación como un medio necesario. Creo que nada va tanto en detrimento de la democracia como la saturación electoral.

Buscando liberarme de esa saturación, pensé en escribirles una carta a los Magos de Oriente, a los Reyes Magos, pidiéndole algunas cosas antes del 20 de diciembre, con la esperanza de que, en su bondad y sabiduría, nos la concediera. Sólo tres cosas. Es que sólo traen tres camellos y, cada uno hace un único regalo. Pues ahí va:

“Querido Melchor: a ti te pido que todos los grupos políticos, sea cual sea el resultado de las elecciones, luchen en serio contra la pobreza y a favor de la promoción del trabajo digno. Querido Gaspar: a ti te pediría que el gobierno que surja de las elecciones, sea el que sea, respete y aplique el principio de subsidiariedad a favor de las entidades y de manera especial de las familias, evitando que las subvenciones y otras formas de colaboración sean instrumentos de dominio partidista. Y, finalmente, querido Baltasar: te pediría que todos se comprometan en la defensa de la vida y de su dignidad desde su inicio hasta su final”. 

¡Lo que hace el “principio de saturación”!

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