La Carta de la Semana (29/10/2015): "ALERTA MANDARINA"


Escuché no hace mucho, como una anécdota piadosa, un comentario entrañable respecto a los ladronzuelos y muchachos de manos ligeras del sur de Italia, en el siglo XVIII, los cuales le tenía mucha devoción a la Virgen de los Mandarinos. Una región con mucha plantación de naranjas de ese tipo. 

La leyenda narra cómo la Virgen, la Madre de Jesús, cuando ve en la fila de entrada al Cielo a uno de los muchachos devotos de su advocación de los Mandarinos, les hace señales y los saca de la fila. Luego aprovecha, cuando todos se han ido y san Pedro no está en la puerta, para abrirles ella y dejarlos entrar. Esta tradición, comentada por el Papa Francisco en su español de tono argentino, se convierte en la certeza de que los verdaderos devotos de la Madre de Dios no se condenan. La Virgen de los Mandarinos, que nos cubre con el manto de la Misericordia, con la que la ha vestido su Hijo.

Estos días hemos aprendido la diferencia entre el “aviso naranja” y la “alerta naranja”. La tormenta que nos ha visitado ha tenido en algunos rincones de nuestras Islas consecuencias graves. Cuando los servicios de protección ciudadana del Gobierno nos alertan, todos nos cuidamos y procuramos protegernos. Y es bueno hacerlo, aunque al final en algunas zonas no haya habido tanto daño. Pero es lo que pasa: si no alertan, nos quejamos; si alertan y no pasa nada, nos quejamos… En esto de la protección, más vale que sobre que no que falte.

Usando el juego de la metáfora, y en orden al próximo puente de todos los Santos, se me ocurre ofrecerles una alerta especial, no naranja, sino Mandarina. Una alerta mandarina.

En la vida eterna, allá junto a Dios, esta la Madre de Jesús, la Virgen de los Mandarinos. Y nosotros, que queremos que coincidan los difuntos con los santos, o sea, que todos los difuntos sean santos, y por ello pedimos, vamos a encomendarnos en esta ocasión a la Madre del Señor, bajo la advocación de Virgen de los Mandarinos. Y aprovechar el puente de Todos los Santos para estar alerta y proteger a aquellos a los que queremos bajo su manto de misericordia.

Santa María de los Mandarinos, ruega por nosotros.

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