La Carta de la Semana (05/02/2015) "MAMÁ, MAMÁ..."


¡Qué palabra! ¡Qué dos sílabas! La llevamos dentro desde la cuna y la pronunciamos no sin cierto orgullo. ¡Mamá! El diccionario nos recuerda que es el “nombre que le dan los hijos a la madre, y que se usa como apelativo cariñoso”. La primera palabra que aprendemos, sin duda… Porque no es descriptiva -mi madre- sino evocativa -mamá-. Esa mujer que nos sintió nacer después de respirar por nosotros casi nueve meses. Ese primer hogar seguro al que anhelamos volver. La dicha de sentirte incondicionalmente querido y protegido por quien sabes que daría su vida por ti, si hiciera falta.

Esta semana hemos celebrado la Fiesta litúrgica de la Presentación de Jesús en el Templo, la fiesta de las Candelas, la Fiesta de Candelaria. La Virgen María, la Madre de Jesús, que fue al templo de Jerusalén con el niño en sus brazos, como hacía toda madre judía, a cumplir lo que mandaba la Ley. Jesús tuvo una madre; Jesús tuvo mamá…

El vínculo entre los hijos y su madre es especial. Son, sin duda, necesarios ambos progenitores en el desarrollo integral y adecuado del hijo, y cómo se echa en falta cualquier ausencia, especialmente la tan actual ausencia paterna en tantos procesos educativos; pero entre una madre y los hijos existe un vínculo especial. La gestación lo inicia y la vida lo perpetúa.

Cuando la comunidad cristiana nació, cuando la Iglesia se puso en pie por voluntad de Jesús, ese inicial apego especial nos lo compartió de manera sobrenatural. Su mamá es desde el Calvario, nuestra mamá. Un hogar que gesta y acompaña el desarrollo de los hijos en el Hijo. No puedo evitar escribir estas ideas sin la reminiscencia en el trasfondo de mi mente del grito devoto que se escucha en las manifestaciones de la piedad popular en torno a la Virgen de Candelaria: ¡Viva la Virgen de Candelaria!

Viva Mamá… Sí, con mayúscula, pero “Mamá”.

Y si mamá está dispuesta a dar su vida por mí, ¡cuánto más Mamá! Quiero honrar la memoria de la Madre de Dios y Madre de la Iglesia con estas torpes frases. Quiero compartir con quienes leen estas letras mi orgullo personal de participar con Jesús de dos realidades gozosas: mi condición de hijo y la condición de Mamá de la suya.

Gracias Mamá.

Comentarios

  1. Artículo piadoso, pero muy entrañable y precioso, d. juan pedro..."A Jesús por María". Muchas gracias y un abrazo.

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