Desde la Palabra (30/11/2014): "OJALÁ RASGASES EL CIELO Y BAJASES"

Comenzamos este domingo el Primer Domingo del Tiempo de Adviento, con el que iniciamos el Ciclo Navideño con estos cuatro domingos de preparación, para disponernos a celebrar con gozo el nacimiento de Nuestro Señor. Tiempo de Adviento, tiempo de esperanza.

Me surge una pregunta que podría resumir el contenido de este primer domingo, de esta primera estación en nuestro camino de preparación: ¿Cuánto deseo tenemos de encontrarnos con Dios? Porque llegar, va a llegar, pero ¿le deseamos? ¿nuestro corazón le anhela? Porque esto es muy importante. 

Hermanos, si hurgamos en nuestro corazón descubriremos este deseo. Por eso en este domingo la Palabra nos invita a despertar este deseo profundo de nuestro corazón. hacerlo surgir del fondo de nuestro ser y ponerlo explícito sobre el altar en esta Eucaristía. Decirle a Dios, junto a todos nuestros hermanos en la fe, "Ojalá rasgues el cielo y bajes hasta nosotros", como rezaba Isaías en la Primera Lectura. Ojalá vengas pronto, Dios mío, porque mi corazón te necesita. O como repetíamos en el Salmo, "Ven a visitar tu viña, Señor", porque si tu no estas con nosotros, nuestra vida carece de calor y de ánimo. Ven, Señor, no tardes en llegar.

¿Por qué se puede dormir el corazón de un cristiano y no añorar la cercanía de Jesús? Por varios motivos, que están íntimamente relacionados entre sí:
1.- Se nos ha enfriado el amor:
2.- Se nos ha apagado la esperanza:
3.- Porque se ha debilitado nuestra fe:

¿Y qué se nos pide en este tiempo de adviento? Pues que encendamos este anhelo del Señor, desear que venga Dios, que nos alcance su presencia. Que:

1.- Nos caliente por dentro y revitalicemos en amor: De la misma manera que nos ama, amar. Amar a Dios y amar al hermano. Amar siempre, amar mucho, amar como hemos descubierto que nos ama Jesús. Porque Jesús nos ama. Nos ama mucho. Desear que Jesús nos acaricie el corazón con su ternura, misericordiosa y salvadora. 

2.- Nos encienda la esperanza: Y descubramos que todo tiene futuro, que incluso mis pecados no tienen la ultima palabra. Despertar el sentido y la esperanza, porque en el fondo Dios espera mucho de ti y de mi. 

3.- Nos fortalezca en la fe: Que nace del gozo de saber que Dios cree en la humanidad, porque la tiene tatuada en su mano, que confía en cada mujer y en cada hombre, que están hechos a imagen y semejanza de Dios. 

Señor, Jesús, ven. Ven, por favor. Rasga el cielo y visita a tu pueblo que necesita que le enciendas el corazón, le despiertes la esperanza, le fortalezcas la fe. Ven con tu ternura y tu poder. Ven, porque nuestro corazón te desea. Te necesita. Que estos domingos de Adviento nos ayude a desear tu presencia.

Santa María del Adviento, Virgen de la Esperanza. Ruega por nosotros.

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