La Carta de la Semana (31/07/2014); "YA, POR FAVOR"


Quienes participamos, aún levemente, en las redes sociales, hemos sido testigos de las variadas posturas en torno al conflicto palestino-israelí en la zona de Gaza. No es la única tragedia humanitaria que existe a día de hoy, pero este conflicto ha adquirido un protagonismo mediático singular. Imágenes y escenas dantescas, niños rotos por la metralla, una zona pobre empobrecida por los efectos de bombardeos… y, a cada poco el número de víctimas del día con su calificación de civil o militar, amén del número de niños que a todos nos está torturando. Unos explican el origen del conflicto y la condición de inevitable de la postura israelí; otros subrayan la tragedia humanitaria culpando, de alguna manera, a occidente. Y de cuando en cuando algunos intentan buscar dónde está la culpa del conflicto.

La amenaza de posibles sanciones o la posible declaración de atentado contra la humanidad no frenan la tensión en la zona. Las manifestaciones que se han ido repitiendo en tantos rincones del mundo parece que trasladan el problema, pero tampoco lo solucionan.

Y de repente, se oye la voz de un anciano: “Ya, por favor”.

"¡Deteneos por favor, os lo pido de corazón, es la hora de deteneros, deteneos por favor! Nunca la guerra, nunca la guerra, pienso sobre todo en los niños, a los cuales se les quita la esperanza de una vida digna, de un futuro, niños muertos, niños heridos, niños mutilados, niños huérfanos, niños que tienen como juguetes residuos bélicos, niños que no saben sonreír.”

¿Cuánto pesa, en este momento y en este conflicto, un “por favor”? ¿Cuánto pesa, en cualquiera de nuestros conflictos, que alguien nos suplique de esta forma?

Por favor…

Esta actitud del Papa Francisco tiene un calado antropológico increíble. Ya nos había dicho con su forma sencilla que las relaciones interpersonales las hemos de domesticar a base de una trilogía tan sencilla como útil: “Por favor, perdón, gracias”. Eso que de chicos nos enseñaban los mayores como estructura de la buena educación. Ahora las extiende a las relaciones diplomáticas internacionales. Los pueblos están formados de las personas que los constituyen. Un pueblo es la suma de sus personas. Y no sólo hemos de arrancar las malas hierbas, sino que hemos de sembrar las buenas semillas. Gaza, Crimea, Irak, etc., etc., etc., ya, por favor.

Comentarios

  1. ¡Muy buen artículo! D. Juan Pedro. Anima a meditar en profundidad y pedir al señor por la paz. Muchas gracias y un abrazo

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