La Carta de la Semana (10/10/2013): "ENTUSIASMO Y RESISTENCIA"


Quisiera comentar hoy la ambivalencia que genera entre nosotros las palabras y los gestos con los que, un día sí y otro también, el Papa Francisco nos sorprende. Cualquier periodista que tiene ocasión de entrevistar a un consagrado o a un ministro ordenado no perderá ocasión de averiguar por las expectativas que genera el nuevo Papa. Y, como en todo, hay extremos. Hay quienes viven un entusiasmo desbordado como si nada de lo anterior tuviera importancia, y hay a quienes se le han despertados las resistencias más extrañas.

Mis queridos amigos, “ni calvo ni con dos pelucas”. O citando al gran Aristóteles, “In medium virtus est”. No es virtuoso, ni prudente, rozar los extremos viciosos tanto del ciego entusiasmo irracional, injusto con la memoria, como tampoco lo es la resistencia numantina a cualquier cambio que denota una ideológica cerrazón infundada.

Debemos estar agradecidos a Dios porque nos ha dejado disfrutar de papas distintos, diferentes en temperamento y formación, que han enriquecido a la Iglesia e iluminado la conciencia social desde perspectivas complementarias. La fuerza y firmeza de Juan Pablo II, desde un esquema filosófico personalista, que arrebató el corazón de los jóvenes; la serena integridad teológica de rica erudición y sencilla expresión de Benedicto XVI que nos quitó el miedo a dialogar con la cultura y la razón. El cercano y coherente testimonio de Francisco que, hace y dice, sin miedo, cercano y con el coraje de empujarnos –siempre desde la oración- a las periferias existencias.

En cada tramo del camino hay una belleza irrepetible. No hay etapas feas cuando andamos por el camino –perdón, por el Camino-.

Cuando, de niños, cambiábamos de curso y conocíamos a los nuevos maestros, teníamos la tentación de la descalificación o de la admiración. Al final, hoy, con el paso del tiempo, de todos aprendimos y a todos les estamos agradecidos.

Ni entusiasmo ciego, como si nada del pasado tuviera belleza, no resistencias infundadas y nacidas de escasa confianza en la Providencia.

Juan Pedro Rivero González
Rector del Seminario. 
@juanpedrorivero

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