La Carta de la Semana: "LOS CAMINOS QUE VIENEN DE ROMA"

Soy consciente que el dicho habla de ir, de que todos los caminos van a Roma. Pero hoy quisiera girar la afirmación y afirmar que "todos los caminos de la compasión vienen de Roma". Y pido perdón por la absolutización, tal vez excluyente, pero que pretende ofrecer un subrayado a lo que siento y a lo que pienso.
Hemos podido disfrutar de cinco días en Roma. Nos había convocado el Papa con ocasión del Año de la Fe a todos los seminaristas del mundo. Hemos vendido rifas y hecho bocadillos para lograr pagarnos el pasaje y la estancia. Ha valido la pena. Pero si grande fue la experiencia al ir, al estar, mayor lo fue al volver.

Fuimos a escuchar lo que el Papa nos quería decir. Y nos dijo mucho. Nos dijo con fuerza que sin Cristo y sin Cruz el seguimiento vocacional no es adecuado. Nos gritó una clara propuesta de alegría, esperanza y fidelidad comprometida con aquellos que habitan en las periferias de la existencia. Nos marcó el programa. No se puede ser un sacerdote mediocre. No se lo merece nuestro pueblo.

Pero la vuelta fue espectacular. Mientras subíamos al avión que nos traía de regreso, aquellas palabras se convirtieron en testimonio de firmeza en la isla de Lampedusa, a la que el Papa Francisco llegaba para gritarle al primer mundo occidental que debe pedir perdón por la "globalización de la insolidaridad" que hemos producido. 

Tal vez pueda decirse que es un mero gesto. Claro que es un gesto. Un Papa con un báculo de madera de cayuco es un gesto. Un Papa que recoge una carta escrita en árabe por un adolescente es un gesto. Un Papa que pide perdón a Dios por este mundo enriquecido a costa de otro mundo empobrecido es un gesto. Pero sin esos gestos, el mundo sería menos respirable.

Esos gestos "vienen de Roma", como todos los caminos de la compasión.
Juan Pedro Rivero González. 
Rector del Seminario.
@juanpedrorivero

Comentarios

  1. Carta ilusionante y entrañable. De Roma, cualquiera que sea el camino (tierra, mar o aire)siempre se viene fortalecido, enriquecido y renovado. Le encomiendo de corazón junto a con los seminaristas, que le acompañaron, la perseverancia en sus propósitos e ilusiones de retorno. Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario