La Carta de la Semana: "SIRVO, SIRVES, SIRVE…"


Pensarás al ver el título que “hoy a éste le dio por conjugar los verbos…”. Pues sí, hace falta conjugar los verbos en las clases de lengua española y en la vida, en la teoría y en la práctica. Y no da lo mismo un tiempo que otro, ni es igual el plural o el singular.

No es lo mismo que tú robes o que nosotros robemos. No es igual que el juez me juzgue o que tú lo hagas. No es lo mismo. No es lo mismo que yo me aproveche del cargo para medrar, que tú los justifiques para que ambos medremos. No es lo mismo el presente del verbo amar que su pasado, porque, probablemente, no ames lo que amabas, o si lo haces, no sea de la misma manera.

Pero en el título el verbo conjugado es el verbo servir. “Sirvo, sirves, sirve…”. Los griegos decía diakonía, palabra con la que actualmente se designa la forma no sacerdotal del sacramento del orden en la Iglesia. Los diáconos.

Hoy servir no tiene glamur. Y sin embargo la política es un servicio a la sociedad; en todos los ayuntamientos hay oficina de servicios sociales; o escuchamos hablar de servicios sanitarios de emergencia. Existen hasta los servicios secretos.

En la pared del aula en el que estudié 7º de EGB -aún lo recuerdo- había un poster con una frase de Rabindranath Tagore: “Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría”. La alegría de servir a los demás. La alegría de la diaconía.

Este sábado en la actual sede de la Catedral de La Laguna, dos jóvenes será ordenas diáconos. A ellos quiero dedicar estas letras. Una invitación escrita a que sean testigos de la alegría grande que produce dedicar la vida al servicio de los demás. Que les dure hasta la eternidad el anhelo de sus corazones que han descubierto que la escalera del cielo tiene los peldaños tatuados con los nombres de las personas a las que hemos servido en la vida.

@juanpedrorivero

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