Agustín Domingo Moratalla: "El retorno del campismo"


Esta semana hemos conocido la decisión del Tribunal Supremo por la que se ratifica el veredicto de no culpabilidad del anterior presidente Francisco Camps y del anterior secretario del PPCV, Ricardo Costa. La decisión no ha pasado desapercibida en la sociedad, entre los militantes y, sobre todo, entre los cuadros del partido. Mientras unos la minusvaloran porque consideran necesario echar tierra por medio y dejan el problema en manos de Génova, otros la sobrevaloran y reclaman una visible reparación o restitución inmediata de los daños causados.

Este retorno del campismo a la primera plana de la agenda debería realizarse con sensatez y prudencia, no sólo porque el escenario económico o político han cambiado radicalmente sino porque el escenario social está cansado de que se representen tragedias, comedias y autos sacramentales entre las familias de los partidos. El ciudadano está tan harto del campismo, del zaplanismo o del fabrismo, como lo está del lermismo o del cualquier otra etiqueta con la que, las familias partidistas, se reparten las cuotas de poder institucional.

La decisión del Supremo también puede servir para que la sociedad aprenda algunas lecciones importantes. La primera y más clara la tenemos en los grupos de la oposición. Cuando los historiadores de la política valenciana analicen las palabras, prácticas y estrategias de la oposición, indicarán la poca ejemplaridad moral y enjundia política que han demostrado durante estos años.

Tampoco podrán presumir de ejemplaridad los medios de comunicación que durante estos años han hecho casi de todo menos servir a la verdad. Es pronto para practicar el académico deporte ciudadano que exige hacer músculo moral tirando de las hemerotecas. En algún momento algunos plumillas, cámaras y fotógrafos tendrían que hacer el sano ejercicio de ponerse en el lugar de las víctimas, comprobarían que el ensañamiento, agresividad y crueldad practicada dicen poco de la profesionalidad informativa.

Los populares también tendrían que aprender algunas lecciones. Primera: menos ombligo y más ciudadanía. Segunda: los líderes y cuadros necesitan más y mejor formación porque las ocurrencias, los caprichos, las soberbias y las arbitrariedades corroen los equipos y los proyectos. Tercera, la amnesia es una patología que debería evitarse si se quiere, de verdad, gobernar en sociedades abiertas, complejas y plurales. Sin olvidar, claro está, algo tan revolucionario como ofrecer a la sociedad civil un claro modelo de administración para un atractivo modelo de sociedad.

Agustín DOMINGO MORATALLA Para el viernes 12 de Abril de 2013, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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