La Cuaresma del Papa: "CORAZONES DESGARRADOS"


Conocemos el mensaje de Benedicto XVI para esta cuaresma del año 2013. Será bueno recordar el mensaje que el nuevo Papa Francisco envió este mismo año a su diócesis de Buenos Aires.

El texto recuerda el drama de la violencia, la envidia, el odio, la calumnia, y la mundanidad que anida en los corazones. Ahí está el sufrimiento de inocentes y pacíficos; el desprecio a los derechos de las personas y de los pueblos más frágiles; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas - incluso de niños - junto con la miseria material y moral; la destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de futuro.

Además están nuestros errores y pecados como Iglesia y la falta de valores éticos en la sociedad, en las familias y en la convivencia de los barrios, pueblos y ciudades.

Ante ese panorama cabe preguntarse: “¿Tiene sentido tratar de cambiar todo esto? ¿Podemos hacer algo frente a esta situación? ¿Vale la pena intentarlo si el mundo sigue su danza carnavalesca disfrazando todo por un rato?”

El mensaje responde afirmativamente: “La Cuaresma se nos presenta como grito de verdad y de esperanza cierta que nos viene a responder que sí, que es posible no maquillarnos y dibujar sonrisas de plástico como si nada pasara”.

Las palabras del profeta Joel que se leen el Miércoles de Ceniza: “Rasguen el corazón, no los vestidos: conviértanse al Señor su Dios”, son una invitación a la sinceridad y a la conversión. Como en un poema se va repitiendo esta exhortación:

• “Rasguen los corazones para que por esa hendidura podamos mirarnos de verdad.

• Rasguen los corazones, abran sus corazones, porque sólo en un corazón rasgado y abierto puede entrar el amor misericordioso del Padre que nos ama y nos sana (…)

• Rasguen los corazones para experimentar en la oración silenciosa y serena la suavidad de la ternura de Dios.

• Rasguen los corazones para sentir ese eco de tantas vidas desgarradas y que la indiferencia no nos deje inertes.

• Rasguen los corazones para poder amar con el amor con que somos amados, consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que hemos recibido”.

Así pues, la Cuaresma es un tiempo propicio “para que nos convirtamos hacia la santidad misma de Dios; nos convirtamos en colaboradores que recibimos la gracia y la posibilidad de reconstruir la vida humana para que todo hombre experimente la salvación que Cristo nos ganó con su muerte y resurrección”.

Con todo, la conversión exige gestos concretos. El cardenal Jorge Mario Bergoglio sugería el compromiso de “crecer y madurar en el encuentro con el Señor que se hace visible en el rostro sufriente de tantos chicos sin futuro, en las manos temblorosas de los ancianos olvidados y en las rodillas vacilantes de tantas familias que siguen poniéndole el pecho a la vida sin encontrar quien los sostenga”. Excelente programa para este Año de la Fe.

José-Román Flecha Andrés

Comentarios