Presupuestos sin familia


Esta semana se han debatido los presupuestos generales del Estado y en determinadas políticas públicas no se ha cambiado ni una coma. Resulta sorprendente que los ciudadanos hayan decidido cambiar el gobierno anterior y se siga manteniendo el mismo diseño ideológico en las políticas de familia e infancia. El imperativo de austeridad, la estrategia de recortes y la exigencia de equilibrio no es una excusa para desentenderse del compromiso que los populares tienen con sus votantes.

El tema no es nuevo y llueve sobre mojado. En los últimos congresos del PP no sólo se ha pasado de puntillas en las políticas de maternidad, familia o infancia sino que han sido fulminados quienes no compartían la ética pública de lo políticamente correcto con la que los señoritos de la derecha se hermanaban con los señoritos de la izquierda. Era tan importante el perfil de progresía política indolora que en los documentos congresuales y las argumentaciones públicas, los populares han presumido de ser más frívolos, libertinos e insustanciales que los socialistas. No sólo en cuestiones de política cultural sino en cuestiones de moral y costumbres. Acomplejados por desconocer la dimensión social del conservadurismo, el liberalismo o el humanismo cristiano, los representantes populares se han rendido ante lo que C. B. Macpherson llamaba la cultura política del individualismo posesivo.

En lugar de establecer distancias con este individualismo gregarista y con la tiranía de los mercados, los populares mantienen la misma política de familia. En lugar de aplicar la subsidiariedad, activar los recursos de la solidaridad familiar que perduran en España y aplicar una economía social de mercado, los populares se mantienen en la perspectiva de género, utilizan expresiones como parentalidad positiva para dejar de lado a padres-madres y siguen utilizando la expresión violencia de género cuando Naciones Unidas habla de violencia intrafamiliar o violencia contra las mujeres.

La única línea presupuestaria destinada explícitamente a las políticas de familia es la 231G-Atención a la infancia y las familias, en ella se expresa la voluntad de apoyar a la infancia y la familia… sin ninguna dotación presupuestaria. Los interesados por un estudio más detallado sobre la invisibilidad de la familia en los presupuestos pueden acudir al documento presentado estos días por la Fundación Acción Familiar, con él en la mano, muchos se preguntarán: ¿conoce el gobierno los beneficios que la familia genera para la sociedad?

Agustín DOMINGO MORATALLA Para el viernes 25 de Mayo de 2012, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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