Un amigo me han enviado un artículo. Lo comparto con los lectores de este Blog. Porque sí que vale la pena tener amigos.
Pienso como otros muchos, que en la actualidad se trivializa e infravalora la idea de la amistad. Se plantea de una
forma muy epidérmica, superficial, sin compromiso, poco seria e interesada. Por
ejemplo, amistades al momento, “te presento a Marcelino, un amigo, que nos
conocimos ayer”; amistades de
conveniencia, “a ver si me coloca un
hijo en el cabildo”; o para divertirse, cuando estoy aburrido, se me ha roto el
ordenador y no le funciona el iphene, “llamo
a Elenita y me lo paso fenomenal”. Se
presume de cientos de amigos virtuales, a
través de Twitter, Facebook o Internet.
Esto es una falsa idea de amistad.
Como se sabe,
incluso se publican libros muy curiosos y aleccionadores, por ejemplo “El arte de ganar amigos”, “Cómo hacer amigos
a la mayor brevedad y al mínimo coste”... Generalmente este tipo de libros
suelen sugerir ideas como: “al amigo no le lleves la contraria”; “procura decir lo que le gusta”; “si le dices
lo que hace mal pierdes al amigo”...
Nada de esto tiene que ver con la amistad. Pero los libros se compran.
La amistad es
algo mucho más profundo y valioso: ¡es un tesoro! Para Sócrates era el “centro
de la vida” y para Aristóteles, “la vida plena o lograda sólo se alcanza en
convivencia amistosa”. Pensadores actuales que han escrito sobre la amistad,
como C. S. Lewis o Julián Marías, insisten en lo mismo. Siguiendo a un autor actual, al profesor Gerardo Castillo, “La amistad es
una modalidad de amor. Lo propio de la amistad es el afecto desinteresado,
benevolente y recíproco entre dos o más
personas. La esencia de la amistad es la reciprocidad; si el afecto y la
benevolencia no fueran mutuos y recíprocos
no habría amistad Los amigos se quieren, tienen buenos sentimientos el
uno hacia el otro de un modo desinteresado y altruista. Porque la amistad
exige una correspondencia en los
sentimientos”. La verdadera amistad, surge de una misteriosa afinidad espiritual, o
en el encuentro con otra persona con la
que se sintoniza, como si nos estuviera
esperando –a esto, muchos le llaman química, no creo que tenga que ver con ningún efluvio
orgánico, a mí, ese término, no me gusta-. Tiene que haber una disposición
trascendente a abrir la propia intimidad, sino tampoco hay amistad, y esto
es lo que nos da el nivel de amistad: al
amigo íntimo se le abre el corazón, se le cuenta lo que se lleva dentro, las
tristezas, preocupaciones, alegrías, se puede confiar en él. Y además, entre
amigos, es muy importante la corrección afectuosa, no parece cómoda, pero da consistencia a una buena amistad. Cuando un amigo se equivoca o hay en él algo
que no va, si se le quiere, a solas y con delicadeza, pero con firmeza, se le
dice a la cara; en la amistad no puede haber doblez. Para Cicerón y para Aristóteles, la corrección mutua entre
amigos los hace mejorar: es una prueba de lealtad. A un amigo hay que serle fiel, y esto entraña:
a) comprensión, consuelo y estímulo en los momentos de desánimo; b) ayuda en
las dificultades y problemas; c) consejo en las decisiones transcendentes y
difíciles y; d) buen ejemplo en todos los casos.
La amistad juega
un papel importante en el desarrollo de la personalidad, en ese paso positivo
que supone la evolución de la adolescencia a la juventud, si la amistad
responde a lo que se ha dicho y, en caso contrario, es mala amistad y dificulta esa maduración. De ahí la
importancia de educar a los hijos para la amistad, algo de lo que, con
frecuencia se olvida, y no se habla. También en esto los padres debieran ser
ejemplares.
Personalmente, es mucho lo que le debo a mis amigos de
siempre. Con toda seguridad, el hecho de que esté escribiendo este articulo, un
domingo por la tarde y con bastante calor en Bajamar,-que ya es decir- se lo deba a la crítica, al estimulo y al apoyo
de algunos amigos. Mi padre con un temperamento sosegado y afable, -muy
tacorontero - se ponía serio cuando nos recordaba, que “los buenos amigos se ven cuando uno está en el hospital o en la cárcel, de lo que
nadie está libre". En la cárcel no llegó a estar, en el hospital, al final
de sus años, sí; y siempre rodeado de sus amigos de verdad.
Francisco-M.
González
Estoy muy de acuerdo con el significado de AMISTAD aunque para mi sea como una lotería que nunca sabemos cuando nos va a tocar un amigo de verdad. “La amistad es una modalidad de amor. Lo propio de la amistad es el afecto desinteresado, benevolente y recíproco entre dos o más personas. La esencia de la amistad es la reciprocidad; si el afecto y la benevolencia no fueran mutuos y recíprocos no habría amistad Los amigos se quieren, tienen buenos sentimientos el uno hacia el otro de un modo desinteresado y altruista. Porque la amistad exige una correspondencia en los sentimientos”.
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