Queridos amigos:
Las circunstancias y el afecto de la familia me han posibilitado estos días recorrer la tierra en la que floreció el monacato, la tierra en la que desarrollaron su increíble potencial teológico San Gregorio de Niza, San Gregorio Nacianceno y el Gran San Basilio. Como anónimo turista que sigue al grupo de viaje y escucha al guía turco que relata aquellas historias, observaba aquellas piedras como huellas que son de aquellos tiempos gloriosos que fueron.
Pero con el mismo anonimato del que les hablo, traigo una experiencia fuerte para mi tierra. Muy fuerte. Donde se celebraba la misa por aquellas comunidades de rito bizantino en la soledad del desierto de Capadocia, hoy amarran camellos los agricultores.
¡He recordado tanto aquella promesa que hacemos al renovar nuestras promesas bautismales! “¿Prometéis no quedaros en las cosas medios e instituciones y no ir a Cristo?”. Todo es relativo. Cristo es lo único absoluto para un cristiano. No nos queremos quedamos es objetos, medios, instituciones, organizaciones, estructuras... no; ser Cristiano es encontrarnos con Cristo. Porque en nuestros tinglados de hoy, tal vez mañana amarren a los camellos. Sin paliativos: Cristo y encontrarnos con Él cambia la vida y la historia.
Estamos en vísperas de unos días en los que esto puede hacerse realidad y los celebramos de verdad: Vivir con Cristo, y en Él, la Pascua.
Feliz Semana Santa.
Con afecto, y como siempre, un amigo
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