El Señor está cerca del corazón roto

Queridos amigos:

En varias entregas les voy a ir dando algunos fragmentos de la "Carta a los cónyuges en situación de separación, divorcio y nueva unión" firmada por Dionigi card. Tettamanzi , Arzobispo de Milán, en la Fiesta de la Epifanía del Señor del año 2008. Espero que sepan perdonar mi pobre italiano, pero la Diócesis Nivariense viene sintiendo, desde hace unos años, este tema como prioritario e importante. Ojalá nos encontremos en sus palabras reconocidos y estimulados. Así dice el Obispo:

"Queridos hermanos y hermanas:
Ha ido creciendo en mí desde hace mucho tiempo el deseo de dirigirme a ustedes, de la manera más directa y personal posible. Me gusta, pedir permiso para entrar, como un hermano, en la casa, y pedirles un poco de su tiempo.
Es lo que hago ahora con esta carta, que pretende ser simple y familiar, como una ocasión para poder sentarme junto a ustedes y tener un diálogo, que espero volver a tener en otras ocasiones.
¿Cuántos de ustedes son creyentes y sienten que pertenecen a la Iglesia y reconocen en el Obispo también un padre y un maestro? Ustedes están muy cerca de mi corazón. Son también bautizados, que no pueden considerarse excluidos, por los malentendidos o decepciones, de la gran comunidad de los discípulos del Señor.
Me gustaría abrir un diálogo para compartir un poco de las alegrías y dificultades de nuestro camino; para tratar de escuchar algo de vuestra vida diaria, para poder responder a algunas de vuestras preguntas, sentimientos y deseos que tengáis en el corazón.
Así es: con la lectura de estas páginas, abren una pequeña puerta en su casa y me permiten entrar. Pero también, con el escrito de estas páginas, les abro a ustedes mi deseo de lograr una confianza mutua.

LA IGLESIA ESTÁ A TU LADO
Lo primero que quiero decirles es que no podemos considerar otra cuestión: que para la Iglesia y para mí, el obispo, ustedes son hermanas y hermanos muy amados. Mi deseo de entablar un diálogo con ustedes viene de un sincero afecto y del conocimiento de que en ustedes hay preguntas y sufrimientos que a menudo son olvidados o ignorados por la Iglesia.
Quisiera decirles que la comunidad cristiana respeta su esfuerzo humano.
Claro, algunos de ustedes han experimentado alguna aspereza en el trato con la realidad de la Iglesia y no se sienten incluidos en ella por su situación ya difícil y dolorosa; no han encontrado, tal vez, a alguien dispuesto a escuchar y ayudar; a veces se escuchan palabras con el sabor de un juicio sin misericordia o condenatorio, y sin apelación. Podrían haber experimentado que han sido abandonados o rechazados por la Iglesia.
Lo primero que quiero decirles, sentado en casa y a tu lado, es lo siguiente: "La Iglesia no les ha olvidado”. Tampoco son considerados indignos.
Vienen a mi mente las palabras de esperanza que Juan Pablo II dijo a las familias de todo el mundo durante el Jubileo en el año 2000: "(...) la Iglesia no se siente llamada a expresar su opinión, sino más bien, a entrar en los pliegues de muchas tragedias a la luz de la Palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su misericordia".
Así que si ustedes se han encontrado en esta situación con hombres y mujeres de la comunidad cristiana, y se ha sentido de algún modo perjudicado por su actitud o sus palabras, os digo que me disgusta y les pongo a todos y cada uno de ustedes ante el juicio de la misericordia del Señor."


                                            CONITUARÁ...

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