El Señor está cerca del corazón roto (VI)

La participación en la Eucaristía es cumbre de la vida cristiana, pero la vida cristiana no puede reducirse sólo a su cumbre. Como en una pirámide, aunque privados de su cumbre, del macizo no se cae, en él se sigue.
La Misa para los cristianos es, sin duda, de singular y de gran importancia; pero la riqueza de la vida de la comunidad eclesial, que está hecha de muchas cosas compartidas por todos, está disponible y al alcance incluso de quienes no pueden recibir la santa comunión.
La participación en la celebración eucarística, el día que el Señor, se refiere primero a escuchar atentamente la palabra de Dios y a orar en común, porque el Espíritu nos hace capaces de vivir fielmente a la espera del Señor que viene.
Les pedimos que participen con fe en la celebración eucarística, incluso si no pueden acercarse a la comunión. Esto será un estímulo para que ustedes den pasos en sus corazones a la esperanza de que el Señor vendrá y al deseo de reunirse con él en persona con toda la riqueza y la pobreza de nuestras vidas. No podemos olvidarlo: la Misa es siempre, por su propia naturaleza, una "comunión espiritual" que nos une al Señor, y nos une a nuestros hermanos y hermanas que están junto a su mesa.
En una reciente carta, el Popa Benedicto XVI, tras reafirmar la inadmisibilidad de divorciados y vueltos a casar a la comunión eucarística, continúa diciendo que "Sin embargo, a pesar de su situación, siguen perteneciendo a la Iglesia, que sigue con especial atención, en el deseo a cultivar, en la medida de lo posible, un estilo de vida cristiano mediante la participación en la Misa, aunque sin recibir la comunión, la escucha de la Palabra de Dios, la adoración eucarística, la oración, la participación en la vida de la comunidad, el diálogo confidente con un sacerdote o un maestro de vida espiritual, la dedicación a la caridad vivida, las obras de penitencia, el compromiso educativo de los niños "(Sacramentum Caritatis, n. 29).
Por lo tanto, les pido a ustedes, los cónyuges divorciados, que no se alejen de la vida de la fe y la vida de la Iglesia. Les pido su participación en la celebración eucarística, el día del Señor. También están disponibles para ustedes muchos medios de la gracia de Dios. Incluso de ustedes, la Iglesia espera una presencia activa y una voluntad de servir a aquellos que necesitan su ayuda.
Y creo que la primera gran obra de ustedes es la educación que como padres tienen que desempeñar, así como mantener relaciones positivas con las familias de origen. Entonces, creo, que el simple testimonio, aunque doloroso, de una vida cristiana fiel a la oración y la caridad será una riqueza para todos.
Sin embargo, yo también, como ustedes, desde su experiencia práctica, puede ser de ayuda a otros hermanos y hermanas que atraviesan momentos y situaciones similares o parecidas a los suyas. En particular, la situación de algunos de repetir lo que Juan Pablo II escribió: "Es preciso también reconocer el valor del testimonio de aquellos cónyuges que, a pesar de haber sido abandonado por su pareja, con la fuerza de la fe cristiana y la esperanza no se unen de nuevo; estos cónyuges también dan un auténtico testimonio de fidelidad del que el mundo de hoy tiene gran necesidad. Por esta razón, deben ser alentados y ayudados por los pastores y fieles de la Iglesia " (Familiaris Consortio, 20).

Comentarios

  1. "También están disponibles para ustedes ,DIVORCIADOS, muchos medios de la gracia de Dios."¿cuales son estos medios?

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  2. Buenas tardes, amigo Brandon. Gracias por tu interés y por leer mi mala traducción de esta carta del Obispo de Milán (2008) que, por entregas -y queda una- he ido incluyento al Blog. Te contesto, pues: La gracia, ¿qué es? Algúnos la llaman "comunión con Dios", otros "fuerza interior que Dios proporciona", o "ayuda divina", o "auxilio y apoyo de Dios". Como quiera que sea, responde a aquella promesa hecha por Jesús que estar siembre con nosotros y de interceder en nuestro favor, y de enviarnos al Espíritu "defensor". La gracia nos alcanza por los sacramentos, evidentemente, pero también por la oración, por la escucha de la Palabra, por las obras de misericordia (vida en la caridad), etc. No se puede reducir el camino de la Gracia de Dios al sacramento de la Eucaristía y de la Penitencia que, en el caso de los divorciados vueltos a casar no pueden recibir. El ejemplo de la colina y el macizo que pone el Obispo es muy hermoso. Es más, la tradición cristiana habla de una "gracia de estado" que Dios nos concede para llevar a cabo la misión que nos encomienda. Hay pues, una ayuda de Dios si estamos casados "gracia del matrimonio", como la hay si estamos solterios "gracia de estado soltero"; y me pregunto, si Dios no abandona a los suyos, y haber sufrido una tragidia afectiva como la separación y el divorcio no nos excluye del amor de Dios ni de la vida de la Iglesia, ¿no habrá una especial gracia, auxilio, fuerza de Dios, para vivir cristianamente en esas circunstancias?
    Un abrazo

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  3. Gracias por la respuesta, pero creo tener que estudiar más, pues no alcanzo a entender que si Dios no abandona a lo suyos, por qué el divorciado tiene que recurrir a otros medios.Un abrazo.

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  4. San Pablo, en un lugar de sus escritos pastorales (cartas del Nuevo Testamento) nos dice: "Ahora tenemos la fe, la esperanza y la caridad; cuando estemos con Dios definitivamente, sólo permanecerá la Caridad". Caridad es amor cristiano.
    Estamos en el tiempo de la fe, de la fidelidad, del esfuerzo, de la lucha, de la esperanza, del anhelo... Es tiempo (historia) de peregrino, en espera de lo definitivo.
    No conocemos otra forma de comunión histórica con Dios que la mediación de Cristo en su Iglesia. Los "medios" de la gracia son históricos.

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