DE LAS TRES PIEDRAS DEL FOGÓN AL SKIPE

Queridos amigos:
Toca la vuelta a las actividades después de este parón navideño. Un hermoso parón, festivo y central para quienes reconocemos en Aquel Niño al Hijo de Dios y Salvador de todas las personas. Fechas de encuentros y de fiesta. De luces y de regalos. Fechas para felicitarnos y para brindar.
Quería compartir una experiencia fuerte de estos días. Porque estos días, a pesar de la Crisis, a pesar de la necesaria austeridad que nos exige la situación, hemos tenido la visita, siempre grata, de los Magos de Oriente. Y mientras se abría con fogosidad infantil rompiendo a tirones el papel de regalo de los más pequeños, se oyó la voz de la experiencia decir: “Hay que ver: yo he pasado de cocinar en las tres piedras del fogón, con leña y caldero ahumado, a hablar con mis nietos a través del Skipe”.
Uno no puede menos que agradecer los avances de la ciencia y sus aplicaciones técnicas que favorecen la vida de las personas y acercan a los distantes colocándonos frente a frente tras una pantalla de ordenador. Pero a la vez, uno no puede no preguntarse si detrás de aquellas piedras de fogón, había personas más o memos felices de las que hoy teclean ante la pantalla del ordenador.
Tiempos, tiempos... Sí, son otros tiempos. Son mejores tiempos. Pero las personas seguimos teniendo las mismas necesidades, los mismos anhelos en el corazón: queremos ser felices; queremos sentirnos queridos; necesitamos la cercanía de los amigos. Somos mendigos de amor; pedigüeños de una amor siempre mayor. Nuestro corazón necesita el regalo del Amor.

Con afecto, y como siempre, un amigo

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