LAS ELECCIONES DEL 20-N

Queridos amigos:
En esta ocasión he puesto el título antes de desarrollar el contenido. En esta ocasión quiero y no quiero hablar del tema. ¿Paradoja? Sí. Quiero porque sé la importancia que tienen las próximas elecciones en la historia de nuestra España y porque creo en la responsabilidad de todos en este modo de participación ciudadana, derecho y deber cívico; pero no quiero porque uno anda ya aburrido de debates, de conflictos, de reproches, de “yo sí, pero tú más”.
Y pensando en ustedes, los oyentes, entre otras posibilidades, he preferido, desde la paradoja de mi querer, dirigirles esta carta sobre las elecciones del 20 de noviembre.
¿Hay una opción política definitiva? No, qué va. Todo lo humano es contingente, relativo, perfectible. ¿Entonces, si eso es así, qué debemos hacer? Pues buscar, con sinceridad, con nuestro voto, el mayor bien posible en este momento. ¿Y cuál es ese mayor bien posible? Esa es la cuestión, y a esa cuestión nos debemos acercar intentando pensar, usando nuestra inteligencia, nuestra cabeza, fundamentando nuestro voto en la razón acorde con la naturaleza del ser humano. Y no nos podemos olvidar que el ser humano es el único ser que, por ser social, es capaz de trabajar, consciente y libre por el bien común.
Cuando era chiquito y asistía a catequesis, recuerdo que me decía el catequista que cuando tuviéramos que tomar una decisión rezáramos, y le hiciéramos a Jesús la pregunta: ¿Señor, si tú estuvieras en mi situación, qué harías?
No sé si a todos nos servirá el consejo de mi catequista. No sé, siquiera, si servirá para iluminar nuestra reflexión. Lo que sí sé es que los tiempos de campaña pre-electora, para un cristiano, son también, tiempo de oración.

Con afecto, y como siempre, un amigo.

Comentarios