«DESCOLGAR EL TELÉFONO»


Esta semana, la imagen viene de una campaña sobre la soledad no deseada. En mitad de una avenida luminosa, una vieja cabina telefónica permanece quieta. A su alrededor, la gente camina, se aleja, mira el móvil. Nadie parece oír la llamada. La foto habla por sí sola: en un tiempo donde todo suena, falta quien escuche. La soledad ya no es silencio, sino falta de respuesta. Esa cabina vacía nos recuerda que muchos siguen esperando al otro lado de la línea: una palabra, una visita, un gesto que diga “no estás solo”. Quizá el Evangelio comience ahí, cuando alguien se detiene y descuelga. Cuando en lugar de pasar de largo, responde a la llamada que no suena en los oídos, sino en el corazón. No hace falta decir mucho: basta un “aquí estoy”. Porque a veces, la voz de la esperanza suena desde la cabina más olvidada de la ciudad.

Comentarios