Queridos
amigos:
No
hace mucho me invitaron a la presentación de un Proyecto de Comunicación institucional.
Muchos meses de trabajo. Mucha reflexión sobre la importancia de comunicar, de
transmitir... ¡Qué importante es la comunicación! ¡Qué importante es la
palabra! Esa maravillosa capacidad de entrar en otro que se comunica con
nosotros ayudándonos a entender, a recibirle. Las personas lo somos en la
medida en que nos comunicamos. Es específicamente humana la palabra.
¡Cuánto
bien puede hacer una palabra! Y, a la vez, cuando mal puede derramarse detrás
de una palabra. Las palabras pronunciadas nos comprometen y nos describen.
Dicen que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras.
Pero es el riesgo de ser humanos. Es un maravilloso riesgo a proteges, a
cuidar.
Una
sola palabra puede cambiarle la vida a una persona. Una palabra de sostén, de
ánimo, de alivio. Una sola palabra puede transformar el amor de unos novios en
sacramento del matrimonio. Una palabra puede derretir el alma. Una sola palabra
puede cambiar la historia; puede cambiar mi historia, la historia de tu vida.
En
ocasiones la educación depende sólo de una sola palabra de gratitud; o la
ejecución de una obra de arte de una palabra de disponibilidad. ¡No cuesta nada
y tiene tanto poder! El poder de una palabra. La necesidad de una palabra
anhelada. Sólo una y todo cambia.
Esta
carta hoy es una Felicitación de Navidad. Feliz Navidad a los que reciben
semanalmente esta misiva. Felicidades porque Alguien ha decidido enviarnos,
darnos, ofrecernos, cambiando la historia, cambiando mi historia, una sola
Palabra. La Palabra.
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