«EL PROCESO»



Todo parece roto y destartalado cuando comienzan los preparativos. No hay nada más feo que una iglesia mientras se montan los pasos de la Semana Santa. Pero el proceso, cualquier proceso exige desorden previo y distinguir elementos por separado para ir colocándolos en su lugar definitivo. Organizar un cumpleaños o la mesa de Navidad. Todo es un proceso de desorden y construcción. Como la vida misma. ¿No hemos visto cómo es por dentro un taller mecánico o una relojería? La belleza de un desorden que, como las piezas en la caja del puzzle, nos muestran que la realidad no es estática y que somos proceso, desarrollo, crecimiento, construcción. Algunos han tenido la dicha de estar en un quirófano en medio de un trasplante. Y uno supone que aquel desorden posee una elocuencia de salud y sanación. Como el mismo Dios, que por la fuerza del Espíritu transforma el caos en cosmos. O como su Hijo Jesucristo, que convierte aquella crucificada muerte cruel en raíz de salvación universal. Somos proceso.

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