La Carta de la Semana (18/05/2018): "LA CORRUPCION ESTÁ AHÍ"

Nadie puede decir que hace todo bien y que lo que hace lo hace siempre bien. Somos falibles y estamos tentados. Somos pecadores. 

Pero hay una diferencia esencial entre el pecado y la corrupcion. Entre el reconocimiento de nuestros fallos y debilidades, reconocidas y frente a las que nos esforzamos en mejorar, en corregirnos, y la actitud de instalarnos en el mal como estilo de vida, como forma estable, normalizando la herida hasta gangrenar el cuerpo social en nuestro entorno. No es lo mismo el pecado, el error, el fallo, que la corrupcion.

Solemos usar la corrupcion como el dedo índice. Señalamos con el término a otros, a los grandes corruptos que salen en los medios de comunicación después que la justicia los descubre y los condena. Oímos corrupcion y miramos hacia fuera, como si nosotros no tuviéramos que huir de ella como una baba resbaladiza que también a nosotros nos puede hacer resbalar. Nuestras pequeñas condescendencias con los pequeños males son también corruptelas que vienen a aumentar la corrupcion social.

Hemos normalizado evitar, en la medida de lo posible, nuestras contribuciones al IRPF y a los impuestos añadidos al precio del consumo. No nos preocupa que nos den una factura sin IGIC o que quien nos haga el trabajo no cotice al régimen general de la Seguridad Social. Al final, como es poco, no nos importa hacer las cosas mal. Y esta actitud se generaliza hasta el punto de corrompernos a todos. A los que venden y a los que compran. No porque sea pequeña deja de ser corrupción.

Sí, está ahí. Frente a cada uno de nosotros. Y quien no es fiel en lo pequeño no lo será en lo grande. Si en el precio de un refresco no somos justos, ¿por qué nos quejaremos en los impuestos impagados de las grandes fábricas de refrescos? Si en una lata de aceite para el coche no somos justos, ¿por qué nos quejamos de los grandes concesionarios de automóviles? Si compramos tres clavos sin IGIC, ¿por qué nos quejamos de la ingeniería financiera de las grandes empresas de la construcción? 

Son ejemplos, tal vez fondos ejemplos, pero lo cierto es que la corrupcion está ahí, delante de ti y delante de mí. Pecadores, si; y arrepentidos buscando la conversión y mejorar. Pero corruptos no.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero





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