La carta de la semana (26/05/2016): "UN MES PARA LAS ELECCIONES"

El 26 de junio, dentro de un mes, volveremos a votar. Repetimos seis meses después la misma operación. No se logró formar un gobierno. Como aquellos alumnos que no aprueban en la convocatoria ordinaria, los españoles repetimos el examen. ¿Qué ocurrirá? ¿Volveremos a perder otros seis meses de dimes, diretes, propuestas, síes y noes? Hay expertos en previsiones. A ellos se las dejamos.

Me contentaría con que tuviéramos presente durante este mes aquellos problemas graves que están haciendo sufrir a las personas en esta sociedad. Y que intentemos buscar soluciones reales en los programas electorales. Que nos tomáramos en serio nuestra participación en las próximas elecciones. Nos jugamos siempre mucho al elegir, al delegar en cierto modo, la soberanía en un grupo de personas a las que les pedimos que administren la autoridad en bien de todos. Su labor será un extraordinario servicio público.

¿Y cuáles son los problemas graves a solucionar? Es curioso. En la mayoría de programas electoras, la lista de problemas es la misma. Cambia el orden, la prioridad, la forma de abordarlo, los criterios de solución. Pero todos quieren solucionar los mismos problemas. Si no hacemos un esfuerzo por conocer bien los programas de quienes se presentan, de analizarlos y tomar una decisión rectamente iluminada, no deberíamos posteriormente quejarnos de los resultados. Es tiempo para la deliberación. Es una ocasión preciosa para ejercer la responsabilidad cívica. Nuestro voto es importante. Pero debe ser un voto bien informado, adecuadamente reflexionado y libremente ejercido.

Pero participar en la vida pública no puede reducirse a introducir el voto en la urna. Una sociedad movilizada. Unas personas que son capaces de coger el teléfono y llamar a la policía, al 1-1-2 ante una situación que descubren que demanda su intervención, unas personas que reclaman factura de los servicios que adquieren, unas personas que denuncian la injusticia aún a riesgo de perder una hora de su tiempo, una sociedad que se moviliza ante situaciones olvidadas por los responsables públicos, que dan su opinión cuando le piden firmar en favor de una realidad que merece una atención de la autoridad... Todo eso es participar en la vida pública. No nos dejemos conquistar por la tentación de la decidía. No ponemos en manos de nuestros representantes toda nuestra libertad y derechos para que ellos decidan sin nosotros. Les daremos la confianza, pero estaremos pendiente de lo que hacen y de cómo lo hacen...

Creo que deberíamos rebelarnos ante la expresión "clase política" referida a aquellos que se dedican al gobierno desde las administraciones públicas. La política no es patrimonio de una "clase" de personas. Todos los ciudadanos debemos estar comprometidos en la política, en los asuntos de la "polis", de la "ciudad". No podemos ser apolíticos. No lo merece la democracia.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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