Tierra, Techo y Trabajo.
Toda persona humana, por el hecho de serlo, tiene derecho a una vivienda digna, a un trabajo suficiente y a un suelo donde estar. No se trata de derechos que nos conceden las leyes, sino que viene dado por el mero hecho de ser personas. Los derechos los tienen las personas, no los mercados.
Toda persona humana, por el hecho de serlo, tiene derecho a una vivienda digna, a un trabajo suficiente y a un suelo donde estar. No se trata de derechos que nos conceden las leyes, sino que viene dado por el mero hecho de ser personas. Los derechos los tienen las personas, no los mercados.
Los sujetos de derecho son sólo las personas; todas las personas, independientemente de cualquier elemento diferenciador derivado de la raza, de la nación, de la cultura o de su mundo de creencias y valores. Ser persona es la fuente de los derechos humanos. Y entre éstos, hay tres que, después de la vida, son derechos básicos que hemos de promover y proteger siempre.
Tierra, Techo y Trabajo.
Las leyes ordenan la vida social sólo para garantizar estos derechos. Pero no son quienes las conceden. Las garantizan y las promueven. Poder acceder a aquellos medios necesarios para llevar una vida digna precede y fundamenta cualquier planteamiento político y social. Y, a la vista de la situación en la que esta realidad se da en muchísimos lugares del planeta, creo que no es equivocado afirmar que alguien está en deuda con muchas personas en este sentido.
Proclamar los derechos de las personas lo vamos a oír con mucha frecuencia en estas próximas semanas de precampaña electoral que nos esperan. Pero hacerlo en el corazón de África, desoyendo los consejos de quienes indicaban un alto grado de peligro para su vida, con la valentía de un testigo y la fuerza de Dios, lo hemos escuchado la semana pasada en boca del Papa Francisco.
Tierra, Techo y Trabajo.
Un suelo bajo los pies -hay ya muchos refugiados-, un techo que cubra de la intemperie -hay ya muchos desahuciados- y los medios para que la vida personal y familiar se garanticen -hay ya muchos parados-. ¿Y cómo hacerlo? ¿Y de qué manera garantizarlo? Como decía aquel maestro “ahí te quiero ver, escopeta”.
Tierra, Techo y Trabajo.
Las leyes ordenan la vida social sólo para garantizar estos derechos. Pero no son quienes las conceden. Las garantizan y las promueven. Poder acceder a aquellos medios necesarios para llevar una vida digna precede y fundamenta cualquier planteamiento político y social. Y, a la vista de la situación en la que esta realidad se da en muchísimos lugares del planeta, creo que no es equivocado afirmar que alguien está en deuda con muchas personas en este sentido.
Proclamar los derechos de las personas lo vamos a oír con mucha frecuencia en estas próximas semanas de precampaña electoral que nos esperan. Pero hacerlo en el corazón de África, desoyendo los consejos de quienes indicaban un alto grado de peligro para su vida, con la valentía de un testigo y la fuerza de Dios, lo hemos escuchado la semana pasada en boca del Papa Francisco.
Tierra, Techo y Trabajo.
Un suelo bajo los pies -hay ya muchos refugiados-, un techo que cubra de la intemperie -hay ya muchos desahuciados- y los medios para que la vida personal y familiar se garanticen -hay ya muchos parados-. ¿Y cómo hacerlo? ¿Y de qué manera garantizarlo? Como decía aquel maestro “ahí te quiero ver, escopeta”.
Propuesta para este Adviento: leerme las propuestas electorales buscando las “t”.
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