La Carta de la Semana (04/06/2015): "PITOS NO, TROMPETAS"


Vaya, vaya… con el mes de mayo. La primavera asustada se esconde detrás de unas urnas que nos han mostrado novedades. Acabó el mes con la atronadora pitada al himno de la nación ante la mirada de un joven rey que fue a entregar un trofeo que lleva su nombre. ¿Y por qué silban? ¿Qué les molesta? Ah, que no hay fronteras aún entre nosotros y deberían edificarse firmes y fuertes para distinguir con claridad, para separar con precisión a los unos de los otros. Ah, vale… A quienes les desagradan las vallas en la frontera sur, y disfrutan su ausencia en la frontera norte, ahora les gustaría que existieran verticales entre nosotros… Ya lo entiendo. Es que nos faltan fronteras aún. Es que eso de sentirnos un solo pueblo es seriamente peligroso y desdice de nuestra condición de seres libres y conscientes. Ya lo entiendo…

Los de “Villarriba” y los de “Villabajo” hemos de tomar consciencia de nuestra diferencia para hacer justicia a nuestra identidad. Eso es cultura, claro. La lucha por la pueblerina identidad que olvida que entre nosotros lo que nos une es mucho más que lo que nos distingue. Puentes… Lo que hace falta son puentes que rompan los aislamientos. ¿Cómo podemos sonreír cuando empobrecemos a un pueblo con una cultura cerrada, aislada y de esquina de jardín? La Declaración Universal de los Derechos Humanos clamando por la común igualdad y dignidad de todas las personas humanas, independientemente de sus diferencias culturales, raciales o religiosas, y nosotros construyendo alambradas invisibles entre hermanos.

Está claro que no me gustaron aquellos pitos.

Porque cuando sonaban en Sudáfrica las bubucelas bien que nos envolvíamos orgullosos en la bandera española, celebrando el triunfo de la nuestra selección. Cuando ni el ocio se libra de la ideología, ¿qué se puede esperar? Dejemos de construir alambradas y seamos constructores de puentes que habiliten el común horizonte de todos los pueblos. Que se repita, si cabe, el atronador sonido de las trompetas que hicieron caer los muros de Jericó. 

Esas si eran trompetas y no estos pitos.

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