La Carta de la Semana: (12/03/2015): "VIDA ASCENDENTE"

Dicen que hace mucho más ruido un árbol que cae que todo un bosque que crece. Crecer sin ruidos. Ascender poco a poco arrastrando tras de sí la gran obra de la vida. Cargar sobre unos hombros gigantes a las nuevas generaciones, transmitiéndoles las riquezas del pasado y ofreciéndoles la bondad de una sabiduría permanente. Vivir en clave de ascenso, de crecimiento, de madurez, y, sin ruidos, servir a los demás.

Esta semana pasada se celebraba en Madrid el encuentro anual de presidentes del Movimiento de jubilados y mayores “Vida Ascendente”. Y puede que no conozcamos aún qué es y a qué se dedican estos grupos de mayores que se reúnen semanalmente en torno a alguna parroquia con intención de crecer –ascender- en amistad, piedad y apostolado. Sólo en nuestra provincia de Santa Cruz de Tenerife el movimiento tiene alrededor de unos 400 militantes entre las cuatro islas de nuestra diócesis; hombre y mujeres que, a pesar de estar jubilados y de ser ya mayores, dedican mucha energía a contribuir al bien de las personas y a acciones de crecimiento integral personal y de los demás.

Frases como “yo ya no puedo” o “que lo hagan los más jóvenes que saben más”, son expresiones que recogen una mentira gorda que el Movimiento “Vida Ascendente” destruye con su testimonio de vidas compartidas. Envejecen los cuerpos, pero el espíritu de los seres humanos crece, asciende, se agranda. Como decía mi abuelo, “lo que envejece es sólo la ropa”. Eso sí se pone viejo y queda fuera de temporada. Pero la vida, la vida humana, mucho más si se deja empujar por la gracia de Dios, sólo puede crecer; sólo debe crecer. Por eso, desde estas páginas, con el reconocimiento debido a quienes van delante abriendo camino y mostrándonos la senda, mi más sincero reconocimiento.

Que nadie les llame viejos, que no lo son. Que nadie les haga creer que ya no tienen nada que hacer, que no es verdad. Que nadie les convenza de que sus vidas son ya inútiles, porque es todo lo contrario. No podemos caer en la tentación cultural del descarte, como nos recuerda el papa Francisco. ¿Descartar a los mayores? Eso sería el suicidio de la sociedad y la manifestación más cruel de la ingratitud. Mucho se les debe y mucho espera la sociedad y la Iglesia de los militantes de “Vida Ascendente”. Y no lo olviden: “vieja es sólo la ropa”.

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