
Natividad de Jesús -Navidad- que celebramos los occidentales el 25 de diciembre y los orientales el 6 de enero. Nacimiento de un niño. En situaciones especiales. Colocado por su Madre en un pesebre, envuelto en pañales. Nacimiento que sorprende a propios -pastores- y extraños -magos de Oriente-. Sorpresa porque la razón de ser del acontecimiento es un amor extremadamente inmenso de Dios por la humanidad. Un niño que es "Dios-con-nosotros" -Enmanuel- y que en su persona y en su misión nos ha mostrado el camino para regresar a la forma original pensada por Dios para nuestra humanidad. Un niño que es todo Dios.
Las cosas adquieren una nueva visión. Las reconocemos de una manera distinta. Somos infinitamente amados. Y cobra sentido entenderlo existiendo. "Me aman, luego existo"; y existo para amar. Qué dicha y felicidad aparece en el horizonte de este día. Feliz Navidad.
Lo que he podido hacer mal, los dramas existenciales, las libertades mal enfocadas y las decisiones confundidas, la discordia inherente a este corazón tentado de individualismo, el apego egoísta a las cosas que son exageradamente idolatradas, el mal que sentimos y consentimos..., tiene una solución sorprendente en manos de ese bebé que nació en aquellas circunstancias especiales. Y hacemos memoria cada año para no olvidar que somos consecuencia de un amor tan tierno como exigente, tan personal como universal. El pecado no tiene por qué pronunciar el último discurso de la historia humana.
Te deseo así, porque toca y porque quiero, una feliz Navidad.
¡¡Feliz Navidad!! De parte de Miguel (de Sto. Domingo). Gracias por sus esperanzadas palabras.
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