
La película, como los grandes clásicos, propone una segunda oportunidad que tiene su origen en el redescubrimiento del gusto de vivir. Un gusto que los personajes recuperan en el contacto con Antonio y con su experiencia vital. En ese sentido, Antonio está investido como de una misión divina benefactora: él va a morir, pero su sufrimiento trae la sanación de los que se encuentran con él.
La familia de Manolo empieza a cambiar cuando se abre a la acogida -no de buen grado en algún caso- precisamente en la cena de Nochebuena.
En la experiencia de la acogida, y de la consecuente implicación en el destino y sufrimiento de los otros, empiezan los personajes a percibir el gran don de la existencia.
Parece una gran película. Sublimar de ese modo el sufrimiento humano, gracias a la fe, hace que un ser humano, doliente y condenado a morir prematuramente, sobrelleve con entereza, esperanza y con un espíritu positivo, pensando en el beneficio ajeno que supone su dolor, y eso, no se puede negar por parte de nadie, es útil y beneficioso para un enfermo terminal
ResponderEliminar¡Pelicula muy buena! Para el Tema sobre el dolor y el sufrimiento
ResponderEliminarPor desgracia Don Francisco , muchas veces el dolor y el sufrimiento en la realidad supera al de la ficción. Pero si abre los corazones a lo que nos rodea ,bienvenida sea.
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