«UN BELÉN TEJIDO ENTRE MUCHOS»


La imagen de la semana es un Belén… pero no uno cualquiera. Es el que han construido los niños de la catequesis, pieza a pieza, imagen a imagen, hasta formar este paisaje que ahora contemplamos. A primera vista, sorprende su amplitud: montañas que enmarcan la escena, un cielo nocturno lleno de estrellas, caminos que se abren paso entre la arena, y un portal que irradia una luz cálida en el centro, como si el corazón de todo estuviera allí. Pero lo verdaderamente hermoso no es solo el resultado, sino el modo en que se hizo. Cada niño trajo una figura distinta: un pastor con su cántaro, una mujer que amasa pan, un camello, un niño que corre, un anciano que contempla… Ninguna figura es igual a la otra. Algunas son más grandes, otras más pequeñas; unas más antiguas, otras recién estrenadas. Y, sin embargo, cuando se colocan juntas, sucede algo que la imagen revela con claridad: todas encuentran su lugar. Este Belén recuerda que la belleza no nace de la uniformidad, sino de la cooperación. Que cuando cada uno aporta lo que tiene -aunque parezca poco, aunque no combine del todo-, el conjunto se vuelve extraordinario. Miramos la escena y entendemos que, de algún modo, el todo es más que la suma de sus partes. Que la armonía no consiste en que todo sea igual, sino en que todo se integre. La imagen de la semana es este Belén hecho a muchas manos. Un recordatorio luminoso de que, cuando trabajamos juntos, cuando compartimos, cuando cada uno aporta su pequeña figura, entonces nace algo que nos supera: la belleza de estar unidos.

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