ESPERANZA Y PIEDAD POPULAR



Hoy no diría que les voy a regalar una imagen, una sola imagen, porque a todos se nos han regalado muchas imágenes. Tanto en Roma, como en Tenerife, las cofradías y hermandades han celebrado el Jubileo de la Esperanza y, de la misma manera que hemos podido ver el Cachorro de Triana con el Coliseo al fondo, imagen inimaginable, en las calles de la laguna, las imágenes parroquiales de mayor devoción, desde el Cristo lagunero a la imagen de La Concepción, desde el copratrón San Benito al protector San Miguel, o a los dos santos canarios junto con San Juan Bautista, o la patrona de la Diócesis, la virgen de los Remedios, todas ellas, derramaron sus imágenes ante la fila ingente de cofrades, hermanos y esclavitud. La piedad popular, desde su sencillez esperanzada, nos ofrece a todos el medio humilde de una imagen que hace concreto y tangible las verdades revelada. Si cierto es que ha llegado, en palabras de León XIV, “la hora del amor”, si es verdad que Dios revela las grandes cosas a la gente sencilla, hemos de reconocer la dimensión de Esperanza que encierra la Piedad Popular. A este acto catequético de poner nuestras imágenes en la calle, o, en mi caso, en vuestros oídos, hay que sumarle la unidad, la caridad y el amor fraterno. Sin duda, hay lugar para la esperanza.


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