«LO QUE LAS COSAS REALES, DE SUYO, DAN DE SÍ»


Unos día en familia. Vividos sin prisa y sin nada que hacer. Lejos de donde ordinariamente se juega el partido de las dedicaciones. Digamos que se llaman vacaciones. Desconectar de casi todo y no hacer nada porque haya que hacerlo. Es un tiempo necesario, no cabe duda. Pensar, sentir y, especialmente sintipensar, que es esa palabrota que se ha despertado recientemente en la literatura reológica -reología filosófica- y que evoca que nuestra razón es la forma humana de percibir la realidad y no hay manera responsable de distinguir lo sentido de lo pensado. O, dicho de otra manera, nuestro pensamiento piensa sintiendo y nuestros sentimientos sienten pensando. El ser humano es sentiligente. Que nos falten términos que nos recuerden que las cosas que nos aparecen como reales son, como decía Zubiri, un de suyo que da de sí. Y eso que dan de sí lo inteligimos sentientemente, con esa palabrota que nos recuerda que tenemos una inteligencia sentiente. No confundir con sentimental. 

Ya lo decía Jesús y lo recogen los evangelios. Lo que hace daño o hace bien no es lo que entra de fuera, como objetos aislados independientes de nosotros. Lo que hace daño sale de dentro, de lo que somos. Allí donde se mezclan sentimientos y pensamientos, donde somos nosotros mismos, desde el tuétanos de nuestra identidad consciente, de nuestro yo profundo, de nuestra mente sentiligente, surgen los buenos y los malos propósitos. De ahí que el cuidado no debe ser solo exterior, estético, sino que debe asumir ese interior que somos y desde el que nos entendemos reales en la realidad. Ese cuidado ético que se construye sobre el hallazgo de lo verdadero y lo bueno que posee lo real y que pasa, o debe pasar, del nivel de los objetos al de los ámbitos de encuentro. Cuidado interior para poder descubrir interiormente lo real que da de si realidad. 

Si llegados hasta aquí sigues leyendo es porque te preocupa ser buena persona. Y en este deseo se juega la dicha personal, la excelencia y la creatividad que genera dicha y felicidad. Para ser buena persona no nos vale la idea de buena persona. Entendamos que apelo a la teoría. Hace falta, no la vía lógica, sino la responsabilidad con la vía física que da de sí lo que nos asombra y robustece. Una cabra come papeles si se los dejas delante. Sean periódicos o planos de estructuras edificables. Para ella los papeles solo dan de si su condición de papel. Pero la inteligencia humana es capaz de descubrir que los planos dan más de sí. Eso lo sabemos-sentimos. Y es ahí donde se despiertan los valores y el reconocimiento del otro que los diseñó. Y surge el merecido respeto. Y el espíritu de colaboración. Y la disposición al diálogo. Surge un ámbito de encuentro sentiligente. 

Por volver a acudir al maestro que dijo que no valía la pena echarle margaritas a los cerdos. Se revolcarán entre ellas. Las margaritas poseen belleza que humanamente entendemos sintiéndola humanamente. Eso de ser buena persona exige responsabilidad con lo que somos: algo distinto a las cabras o los cerdos. Y este tiempo de descanso vacacional nos es necesario precisamente porque necesitamos sentir inteligentemente la realidad de lo que somos y descansar por dentro.

Comentarios

  1. Cierto.Es necesario que nos lo recuerde,aunque la palabra,sentimiento,es la primera vez que la leo o escucho.
    Gracias y buen día.

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  2. Sentiligente(rectifico)

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  3. Muchísimas " GRACIAS" por éste gran artículo, dé realidad y comprensión, tan necesaria.
    Me pondré hacer.... éste integrante ejercicio.🌿🔥🌿1️⃣🌿

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