La Carta de la Semana (25/06/2015): "LIBER NATURAE"



A quien no sabe leer ni escribir lo calificamos como analfabeto.
“Laudato Si” es el título de la última encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la naturaleza, sobre la responsabilidad debida con la Creación. La “casa común” la llama, para hacernos caer en la cuenta de que, independientemente de nuestras peculiaridades individuales, nos debemos sentir todos solícitos en la atención y cuidado de la naturaleza que nos rodea y de la que nos servimos, usándola no como dueños sino como administradores.
“Liber naturae sive creaturarum” es el título de la obra escrita por Raimundo de Sabunde en el siglo XV. Este filósofo y maestro de medicina aragonés se dedicó en la Universidad de Toulouse a enseñar Teología natural.  El “libro de la naturaleza” se oponía a la generalizada opinión de que fe y razón -religión y filosofía- eran dos formas opuestas de conocimiento. Sabunde afirmaba que el libro de la naturaleza y la biblia eran ambas revelaciones divinas, una general e inmediata, la otra específica y mediata”.
La posibilidad de leer el libro de la naturaleza es universal. La escuela en la que se aprende a leer en esta obra extraordinaria es el sentido común, nuestra inteligencia humana, nuestra racionalidad. En este sentido, hay ilustres universitarios carentes de esta competencia lectora y sencillos agricultores con una capacidad increíblemente fuerte. No es difícil leer en él si nos quitamos la venda del individualismo relativista y el consumismo materialista de los ojos. Porque no hay mayor ciego que quien no quiere ver que la naturaleza es la cuna en la que se acuesta la humanidad, y su cuidado y atención es imprescindible para nuestro crecimiento y desarrollo.
No podemos leer con verdad el libro de la Revelación, la Biblia, y descubrir en él la voluntad de Dios para las personas, si no hemos aprendido previamente a leer el libro de la naturaleza. Son dos lecturas en una misma mirada. El autor es el mismo, que deja su huella en lo creado y en lo redimido.
Mi gratitud al Papa Francisco por intentar sacarnos de este atroz analfabetismo global.

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