«NO TE METAS EN POLÍTICA»


Así me dijeron algunos amigos después de leer el anterior artículo sobre la deuda externa y su posible condonación: “No te metas en política”. ¡Qué mal y bajo a caído el brillo de la labor política para que alguien me previniera de esta forma! Si no nos interpela la realidad y no deseamos que sea tal que las personas logren alcanzar el bien debido a su condición, nuestra vida ha dejado de ser adecuadamente humana. Tal vez si me dijeran que tuviera cuidado con escorarme partidariamente o partidistamente, lo entendería, pero dejarme interpelar por la realidad y sentir que podemos decir algo que suponga bondad, no debe ser peligroso.

He leído una frase extraordinaria de la recientemente nombrada Doctora Honoris Causa de nuestra Universidad de La Laguna, y una de las escritoras más importante de Canarias, Dña. Elsa López Rodríguez, en relación al lenguaje inclusivo tan vivamente promovido actualmente: “Hay que cambiar el pensamiento, no solo el lenguaje”. Y es lógico, pues cambiar el lenguaje para seguir pensando de igual modo es poco efectivo, aunque sabemos que el lenguaje y el pensamiento están bastante vinculados metodológicamente. Los cambios políticos no se logran cambiando de nombre la realidad o, incluso, modificando el contenido de los valores; el verdadero cambio social y político se logra cuando alcanzamos un pensamiento crítico de nivel. Si queremos vivir de forma creativa y alcanzar la excelencia ética, hemos de pensar de manera rigurosa. Y, de ser política, esta forma de pensar no es de patos, con mil perdones para los patos, sino de águilas; de alto vuelo.

No deberíamos tener miedo a abrir nuestro pensamiento y dejarnos interpelar por la verdad. Quien tiembla ante el cambio puede ser por miedo a la verdad. Y si algo es capaz de hacernos libres es la verdad. La verdad se encuentra yendo por el Camino, o sea, la búsqueda es dinámica, es procesual. Se encuentra cuando uno contempla la vida en directo dejándose afectar por ella. No sabemos lo que es la pobreza hasta que no tocamos con la vida la vida pobre. El resto es bastante teórico. Cómo le molestaba a Agustín Yanes, el más sordo y sabio de mis amigos difuntos, que “(…) se llenan la boca hablando de la pobreza y giran la cabeza para no hablar con un pobre”. Vivir la realidad con mando a distancia para poder cambiar de canal de vez en cuando.

Cuando Jesús nos indicó dónde encontrar el Camino, la Verdad y la Vida, diciéndolo se expuso e implicó en lo que decía. Yo diría que con nivel de identificación personal. Tomar una moneda en sus manos y decir que le dieran al Cesar lo que era del Cesar, era una respuesta política. Y ese es el Camino. La valentía de buscar la verdad abriendo los horizontes de la vida hasta el límite de lo infinito. Trabajar por el bien común y hablar del principio de subsidiariedad, reclamar los derechos fundamentales y reivindicar con nuestra voz a los que no tienen voz, esa es política de altura. No se trata de escarbar en la basura para hociquear bobadas; eso no es de águilas, sino de cerdos. Parece que uno se siente espoleado cuando le reclaman lo que le aparece como natural y fruto del sentido común. San Juan Pablo II decía que una de las opciones de vida más sublimes era el ejercicio de la caridad política. Y, si no lo digo, reviento.

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