La Carta de la Semana (20/7/2018): "HUMILDAD, CONFIANZA Y ESPERANZA"

Para comenzar cualquier actividad, cualquier obra, por muy experto que creamos ser, necesitamos tres actitudes o virtudes como tres patas necesita una butaca para equilibrar su capacidad de soportar al cansado. 
Comenzar con humildad. Otros antes de ti ya han andado esos caminos. Otros ya tienen experiencias que pueden compartir contigo. Somos, como dice el filósofo, enanos a hombros de gigantes. La historia es un gigante sobre el que nos situamos y, ojalá, estiremos al gigante un poquito más, al menos no le estorbemos en su desarrollo natural. A la altura de la vida en sociedad en la que estamos, lo que otros han hecho es necesario conectarlo y acogerlo, entenderlo y asumirlo, si queremos empezar con buen pie. No se trata de escribir tu nombre en la historia de la humanidad, sino que la humanidad sea mejor cuando termine mi historia.
Comenzar con confianza. Esa actitud que nace de la certeza de que las obras merecen un acto de fe. Dios es el primer interesado en que la realidad responda al bien de todos, especialmente de quienes más lo precisan. La confianza y la humildad nos sitúan en nuestro verdadero lugar. No podemos sustituir a Dios. Y en este camino vamos de su mano. No somos más que nadie ni somos menos que nadie. Somos nosotros mismos y la verdad de nuestra sana autoestima está tatuada con el nombre de la fuente de nuestra confianza; o sea, de Dios. Comenzamos en manos de Dios.
Comenzar con esperanza. Con prudencia, con temor, con respeto, con paciencia, pero sobre todo con esperanza. Porque lo mejor está por llegar y nuestra vida mira al futuro. El futuro comienza hoy, por eso hoy es semilla de futuro y hoy vivimos con esperanza. Hace algunos años ya que escuché a un hombre bueno decirme que para un cristiano el optimismo tiene rostro de esperanza. Esta virtud nos mantiene la sonrisa en medio de las mayores dificultades. Por eso no se puede empezar bien sin esperanza.
Mi obispo me ha pedido que comience una nueva labor. No es nueva, otros ya la han llevado adelante. Es, como todo en la Iglesia, la obra de Jesús. Él irá delante. Por eso quiero estar muy consciente de que comienzo con humildad, con confianza y, sobre todo, con esperanza. Y si no estorbo a la obra de Jesús ya me sentiré contento. 
Siempre "de dos en dos", porque solo se camina, tal vez, más rápido, pero no se camina seguro. 
Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero


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