La Carta de la Semana: (9/3/2018): «EL VIÑEDO DE RAQUEL»


Bienvenido todo esfuerzo por promover la equidad y la promoción de los derechos de la mujer. Bienvenido el grito feminista que busca desterrar el horroroso ocultamiento del genio femenino de la mitad de la humanidad. Mucho se ha andado en esta dirección durante los últimos siglos, pero aún queda camino por andar para que la humanidad sea un sano conjunto de hombres y mujeres libres e iguales, en el que las diferencias sean contempladas como riqueza y no como esquinas de debilidad y marginación. Dignos e iguales, dignos y diferentes. Bienvenido todo esfuerzo por conquistar la igualdad de derechos de todos los seres humanos.

No todo feminismo busca la promoción de la mujer. Es curioso que podamos decir esto. Hay feminismo a que olvidan aspectos fundamentales de la mujer y que, al negarlos, en lugar de libertad y bien siembran esclavitud y mal. Hay realidad vinculadas esencialmente a la mujer que no son promovidas, sino enterradas cultural y políticamente en muchos estados. Hará falta generar mucha creatividad para ofrecer medios de conciliación laboral y familiar para que la belleza de la maternidad no sea causa de freno social y profesional para una mujer. Y, desgraciadamente, de esto se habla poco.

Cuando se encierra la maternidad bajo las siete llaves del olvido, considerándola un mal para la mujer, cualquier promoción promovida es siempre estrecha y miope. ¡Cuánto deberíamos reconocer las políticas sociales de la república de Francia que es ya el estado europeo con mayor índice de natalidad! Y, paradójicamente, nosotros los últimos. Suponiendo que a menos hijos mayor igualdad entre hombres y mujeres. ¡Qué equivocados estamos!

Y aún queda otro nivel de ostracismo femenino. Son, a día de hoy, inexistentes las políticas de ayuda a la maternidad en dificultad. Hasta que no nace el babé nadie ayuda a la madre. Solo se le ofrece gratuitamente la posibilidad de interrumpir esta realidad genética de dar vida con facilidades para abortar. Una ayuda que, a la corta supone que matando al perro se acaba la rabia, y a la larga se victimiza a la madre de por vida. Aunque pocos lo reconozcan, existe el Síndrome Post Aborto (SPA).

Bienvenida la experiencia de sanción del proyecto El viñedo de Raquel que ofrece caminos para sanar ese dolor, silenciado pero real, en el corazón de muchos hombres y mujeres víctimas del aborto. Porque se engañan quienes imaginan que "no pasa nada" cuando pasa de todo.

Si las mujeres hablara...

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