La Carta de la Semana (27/10/2017): "EL INTERÉS GENERAL"



Imagen relacionadaYa hace bastantes años que tuve que aprenderme el contenido del principio de totalidad como aspecto configurador de la ética. Ese principio justifica la legitimidad de la amputación de un miembro del cuerpo en razón de la totalidad del cuerpo. Es el principio de justifica que existan las cárceles y que a algunas personas se les prive del derecho de libertad de movimiento que todos tenemos por el hecho de ser personas. En la Teoría General de Sistemas el principio de totalidad afirma que el todo es algo más que la suma de sus partes. Contemplar un sistema desde esta perspectiva supuso un salto lógico en el pensamiento. Si pensamos en una familia, por ejemplo, vemos que son algo más que la simple suma de sus miembros.
Los derechos humanos tienen esa doble dimensión que equilibra lo general y lo particular. No se puede olvidar los derechos de cada persona en aras de los derechos de todos, porque el todo está al servicio de cada una de las personas y del conjunto de las personas. Tampoco se puede sobrevalorar los derechos individuales olvidando los derechos del conjunto y el interés general. No está de más recordarnos estos aspectos cuando todos estamos recordando -tal vez conociendo por vez primera- que nuestra Constitución tiene un artículo número 155, artículo que hunde su fundamento en el interés general del pueblo español.
Sin duda, esto se aprende. El valor del conjunto se aprende. Ya debemos cuidar el libro en el que lo aprendemos, porque hay de todo en los estantes de la biblioteca cultural. Hay un libro -para mí es un libro especial- en el que he aprendido algunas de las cosas que más estimo en mi vida. En ese libro he leído cosas como que «(…) ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno (…)», de donde yo deduzco que la humanidad está llamada a no tener fronteras ni distinciones. El todo, el conjunto, la dimensión universal y católica de la humanidad es necesario aceptarla en el corazón para aprender el valor del interés general.
Pero siempre nos sale el ramalazo de nuestra peculiar villa arriba frente a la villa abajo. Somos así: tribales… Hay que aprender a valor que los otros nos constituyen y que nosotros somos elementos configuradores de los otros. Que somos herederos de una historia que ha superado con sangre enfrentamientos entre humanos.
Algún día hablaremos del diálogo. Una razón, un logos, que se convierte en puente de comunión. Que, aunque tiene la misma raíz, se diferencia del diabolo, que es el que divide y separa voluntades como principio de discordia y homicida desde siempre.
El interés general se aprende.

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