"Nosotros y el Islam", por Agustin Domingo Moratalla

El atentado al semanario francés Charlie Hebdo ha colocado en el primer plano de la agenda política una cuestión que no se tendría que haber olvidado nunca en la agenda política: la relación entre religión y política. Abducidos por las estadísticas de la macroeconomía y las finanzas, gran parte de la clase política que nos gobierna es incapaz de reconocer el valor que las religiones representan en el conjunto de las políticas públicas.

 

Además de nuestra condena del brutal atentado y la necesidad de salir a la calle para defender la libertad de prensa, es importante que nos examinemos de un tema que siempre entra en reválida: las relaciones con el Islam.Hasta ahora, pensábamos que era suficiente conocer losartículos de la Constitución que garantizan la aconfesionalidad del estado y protegen la libertades, sean de la confesión religiosa que sea, incluso aunque sean deateos como Dios manda.

 

No basta remitirse al titulo preliminar donde la referencia al pluralismo como valor no sólo es política (para armonizar pluralidad de ideologías) sino también religiosa (para armonizar pluralidad de credos y confesiones). Es necesario conocer los diferentes tipos de laicidad con los que Europa ha integrado la pluralidad religiosa de sus sociedades con el pluralismo político de las administraciones públicas. No estamos sólo ante un problema jurídico, sino ante un problema moral que conecta la forma de los estados con la forma de las sociedades. Cuando Europa se relaciona con el Islam o con cualquier otra confesión religiosa no se plantea solo la pregunta por el modelo de estado sino por el modelo de sociedad, un problema pre-político que está en la raíz de las deliberaciones públicas. Si esto no se tiene claro, se debilita la firmeza jurídica con la que hacer frente a cualquier clase de intolerancia.

 

Dicho esto, la pluralidad de interpretaciones dentro del Islam es un hecho. Es ejemplar la respuesta con la que algunas comunidades musulmanas han condenado el atentado terrorista. Además de la condena inmediata que realizó el presidente de la conferencia de los imanes de Francia, el Centro cultural islámico de Valencia condenaba “sin paliativos” el “mezquino y deleznable” atentado. El pluralismo, las discrepancias y la crítica también forman parte de las comunidades musulmanas.

 

Además de la intolerancia con la que algunos sectores musulmanes quieren aplicar la ley islámica medieval, la mayoría de los musulmanes han sido educados en lamitificación de sus orígenes, la exaltación de la expansión musulmana y en principios de fe identificados con códigos jurídicos de los siglos IX y X. La mayoría de los países musulmanes combinan el derecho occidental con derechos inspirados en esta ley islámica tradicional. Para entender esta combinación conviene recordar la fórmula de aquel asesor económico de Clinton y afirmar:¡Es la cultura, estúpido!

 

 

Agustín DOMINGO MORATALLA

Para el domingo 11 de enero de 2015, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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