Desde la Palabra (05/10/1014): “LA VIÑA DE MI AMIGO”


Este domingo volvemos a tener delante de nuestra mirada de fe la imagen de la viña. Jesús, usa con frecuencia esta imagen. Muchas parábolas son elaboradas con la imagen de la viña. Las hemos ido escuchando estos domingos: Primer domingo: el trabajo en la viña de sol a sol por un denario convenido y el cobro del mismo denario al que se incorporó a la viña al final de la jornada. Segundo domingo: dos hijos a los que su padre les pide que vayan a trabajar a la viña; uno le dice que no, pero luego va; otro le dice que sí, pero luego no va. Y este Tercer domingo: los viñadores no le entregan los frutos a su tiempo.

Hermanos: Somos viña y somos viñadores. Somos la viña que plantó y cuidó el Amigo (imagen del profeta Isaías) y somos los viñadores de la viña plantada por el Amigo (imagen del evangelio de Mateo). Es la Casa de Israel, el Pueblo de Dios, hoy la Iglesia, la viña del Amigo (imagen del Salmo79).

Pero la idea madre es la actitud del Amigo. “Mi amigo tenía una viña”. La amistad del Amigo. Así trató Jesús a sus apóstoles: “vosotros sois mis amigos”. Así definió Jesús a los patriarcas: “Amigos de Dios”. Somos la heredad de Dios, diría San pablo a los primeros cristianos.

La pregunta es sencilla: ¿Somos amigos de Dios? ¿Cómo va nuestra amistad con Dios? ¿Valoramos la relación con Él desde la perspectiva de la amistad?

Si siempre es cierto que un amigo es un tesoro, ¡cuánto más no será un tesoro la amistad con Dios! ¿Qué podemos hacer para sentirnos la viña del amigo? ¿Cómo mejorar nuestra actitud de entrega de la parte de su viña, no como enemigos y competidores sino como amigos?

Les propongo algunas actitudes de amistad con Dios; que cuidan la amistad con Dios.

1.- La amistad exige el trato. NO podemos ser amigos a distancia. Una amistad a larga distancia no es una verdadera amistad. Hay que tener trato, hay que mantener nuestra relación cercana. Hablar, estar, ir, visitar…, son actitudes que cuidan y potencian la amistad. La amistad exige trato.

2.- La amistad no es egoísta. Nada hay que dañe tanto la amistad como el egoísmo, el interés, el aprovecharnos del otro. La amistad se edifica sobre una relación desinteresada. El amigo no busca su bien, sino el bien del amigo, del otro.

3.- La amistad es exigente.
No nos da igual cómo vayan las cosas. Un amigo exige al amigo por amor. Un amigo que no te exija, que pase de tus decisiones equivocadas y no tenga confianza para corregirte, no es un amigo. La amistad es exigente.

Así es también la amistad con Dios. No podemos edificarla sobre una relación a distancia, una amistad de lejos. La oración, el trato, la visita, el estar con Él se exige en una verdadera amistad divina. No porque Dios nos dé, nos ayude, nos bendiga, acudiendo a Él de manera interesada y egoísta. Tampoco evitando que la confianza de su amistad nos corrija de nuestros errores. Queremos ser verdaderos amigos del Amigo, que lleno de cariño y delicadeza nos plantó como viña hermosa en el corazón de su Iglesia.

Señor, Jesús, que llamaste a sus discípulos amigos y le abriste tu corazón para que conocieran el amor del Padre. Concédenos el don del Espíritu Santo, Señor y dador de vida, amigo y defensor de tus amigos. Concédenos estar atentos y cuidadosos de la relación con Dios, tu Padre y nuestro Padre, a quien le debemos los frutos a su tiempo. 

Santa María del Buen Consejo. Ruega por nosotros.

Comentarios

  1. Me ha dejado, como siempre, sin palabras. ¡¡Felicidades por sus palabras, que son Vida!! Miguel.

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